17.

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Capitulo diecisiete: Suegra.

-¿Y cómo van con la preparación de la despedida de solteras? – me preguntó el Lucasio.


Yo estaba con la media caña, con un té echada en el sillón, hedionda y mojá.

No, no es por el sueño. Si no que la Barbi cuando le confesé los sueños que me mandé con el Santiago me tiró agua caliente.

No sé quién chucha le dijo que con eso se quitaba la calentura, una vez mi abuela le tiró agua caliente a un perro que estaba pegado, yo estaba media excitá no pegada. Aweoná.

-¡Hellooooo! ¡Te estoy hablando! – me movió las manos el Lucasio.

-Ah, sí. – le respondí.

Ya se me había olvidado la hueá que dijo, es que este weón habla tanto que me pierdo.

-¡Te estaba preguntando sobre la fiesta de solteras! – me gritó y me dolió la cabeza heavy. – ¿Es idea mía o estás con la caña?

Entrecerró los ojos.

-El Alex te azotará. – me dijo.

Lo miré seria.

-Sip. – me sonrió – y bien azotada.

-Ay, Lucasio deja de hablar hueás. – me terminé el té. – Tuve pesadillas no más.

SIO, "PESADILLAS".

-Yo anoche también soñé cosas feas – se acurrucó a mi lado y casi cago de ternura.

-¿Qué soñaste?

-Soñé dos cosas – puso su cabeza en mis piernas – Primero con mi papá, eso no fue feo, si no que fue triste. Luego soñé que tú...

-¿Qué yo qué? – le pregunté.

-Que tu hacías algo malo – me miró – y quedaba la zorra.

Tragué, este Lucasio culiao que me asusta.

-¿Qué hacía? – le pregunté y tenía unas ganas de contarle lo de mi sueño.

-Lo que yo jamás te perdonaría – se puso serio.

Destruir la famil...

-Matar a la Violetta – confesó.

Ah, este conchesumadre y yo más asustá que la chucha.

-¡¿Eso?! – grité – Me asustaste, culiao.

-Si po, ¿Qué más harías? – se acurrucó en mis piernas. – Mmmmh.. hazme nanai.

Le empecé a tocar el pelo mientras me pasaba miles de rollos en mi cabeza, y si la cagó un día de estos y la profecía del Lucasio se hace real.

Osea, la parte en que la cago. Porque lo de Violetta es lo más aweonao que he escuchado en mi vida.

-¡Ya po, weona, hazme cariño bien! – me gritó. – Eris mas fome pa' hacer cariño.

Dejé de pensar hueás y le hice cariñitos a mi hermanito más bello.

***

La barbi me había mandado para mi casa porque dijo que ya llevaba mucho tiempo tirá en el sillón y que ella quería estar a solas con el Lucasio.

Cachera culiá.

Así que partí para mi casita, aun destruida ya que ni la ducha me prestó la maraca, todo para que me fuera temprano. Igual me quedé webeando hasta que me echó.

No somos los típicos chilenos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora