Capitulo dieciocho: Infieles.
No me odien por lo que pasará. Xx ksajñksajfkñdl.
***
-Yo no creo que esto sea lo que estamos pensando – me rasqué la cabeza y miré al Lucasio que estaba haciendo pucheros. – ¡No llorís po, culiao!
-¡Me está cagando con el Alex conchesumadre! – gritó y fingió llorar.
-¡No, no, no! – le dije y sonó un teléfono en el living.
Con el Lucasio corrimos y cachamos que era el de él. Nos miramos, el Lucasio contó hasta 10, se tranquilizó un poco y contestó.
-¿Aló? – dijo y le salió una lágrima. – Barbi... ¿Cómo...? ¡Como que no puedes hablar!
-¡Pregúntale por el Alex!
El negó, y mi celular me vibró.
"Llegué bien, pero tengo una reunión, te llamo más tarde xx."
¿Más tarde cuando a las 5 am?
-¡Como que más tarde! ¡Bar...bar...! – gritó – Me cortó.
Estábamos para la cagá, los dos pasándonos los peores rollos y los otros dos weones nunca contestaban sus teléfonos y cuando lo hacían era al mismo tiempo.
Sospechosa la hueá.
Nos quedamos webeando, llamando a espias del amor, a manos al fuego, hasta nos incribimos para un reality todo con tal de descubrir la hueá.
Pero nada.
-¿Y el chip que le habias puesto a la Barbi? – me pregunté.
-El año del pico, si po. – me miró feo.
-Lucasio, ¿Qué haremos? – me miró y se encogió de hombros – ¡Dime algo!
-Me dio sueño – bostezó.
-¿Eso no más? – le pregunté.
-Sí, me voy – se paró del sillón. – Yo confío en mi mujer, y si mi mujer me dice que está en un viaje con una amiga, es porque está en un viaje con una amiga.
Lo miré.
-Macabeo.
El Lucasio reunió todas sus cosas, echó al Martin y la Isi al coche doble y me abrazó.
-Deja de pensar tonteras – me dio un beso en la cabeza y se fue.
No, yo hoy no duermo.
***
Bueno, la verdad es que me quedé raja.
Lo único que me despertó fue mi sentido de mujer alerta, escuché el pestillo y me hice la dormida.
Escuché como subía las escaleras y llegó a la pieza, abrió la puerta y no escuché nada más.
Hasta que sentí un beso en mi cabeza.
Pero me lo metí en la raja.
Después escuché como se metía en el baño y minutos después abría la ducha.
Me puse una bata rapidito y me puse bonita, para que vea lo que se pierde el weón.
Minutos después salió del baño cantando, una hueá que me llegó al corazón.
-Quítate la ropa lentamente quiero amanecer contigo... - cantó el Alex y me detuve. – Buenos días.
Este conchesumadre.