Capitulo veintitrés: Buenas madres.
Me desperté con la espalda pal pico, dormir en el sillón no fue la mejor idea pero ni cagando subía a dormir con el Alex.
No después de lo de ayer.
Fui a hacer desayuno, le dejé la cafetera prendida para que se hiciera su café mañanero.
Le hice la leche al Vicho, me preparé un té, unas tostadas y subí a buscar al Vicente.
Escuché que la ducha estaba prendida, así que tomé rápido al Vicente y bajé.
Conchetumare, media tensión.
Me senté como si no me importará nada de lo que pasó ayer, empecé a jugar con el Vicente mientras tomaba desayuno.
El Alex bajó las escaleras y miré para otro lado.
-Buenos dias. - me dijo y se sirvió un café.
-Hola. - le dije y seguí jugando con el Vicente.
Weona pesá y así quiero arreglar las cosas.
Se tomó el café rápido, y tomó un maletín donde tiene todos los papeles del trabajo.
-Nos vemos. - me dijo y salió del departamento.
Woah, sí, se nota que aún me quiere. Mucho, mucho me quiere él weón.
Tomé mi celular y llamé a la Barbi quizás esa weona está pasando por lo mismo.
-¿Heloú? - contestó.
-¿Como están las cosas por ahí? - le pregunté.
-Weona fatal. - me dijo y no me sentí tan mierda - Ayer hicimos cagar la cama.
Se rió.
No, ahora si que soy una super mierda.
-¿Si? Que bien. - le dije.
-Si, weona, pero venían dopados estos weones y fue lo mejor... fue tan agresivo. - se rió.
Este fue agresivo con las palabras el conchesumadre.
-Me dejó un moretón - se cagó de la risa.
-Bueno, me alegro de su sexualidad activa. - le dije - Nos vemos.
Corté y me quedé viendo al Vicente.
-Pa...pa. - dijo mi guagua.
-Ay mi Vichito. - le dije y me tomé el té. - Vamos a dar una vuelta.
Vestí al Vicente, me vestí y arregle un poco el departamento, siempre venía una señora a hacer el aseo a los departamentos pero no había que aprovecharse.
Salí del departamento con el Vicho en los brazos, lo dejé un rato en el suelo y cerré la puerta.
Estaba por ponerle pestillo cuando ví unos zapatos grandes alado mio.
Miré quien era y ví la cara del Santiago.
Estaba tomando al Vicho, así que cerré así no más y me puse frente a él.
-Santiago... - lo miré y se encogió de hombros.
-Estoy saludando a mi amigo. - me dijo - Los acompaño, yo igual voy saliendo.
No sé me ocurrió alguna excusa así que caminé con él hasta el estacionamiento.
-¿Como va todo, Rafa? - me preguntó.
-Bien todo bien - mentí. - Somos una familia.
Se rió y lo miré.
-No tienes que decirme esas cosas para alejarme. - me pasó al Vicente. - No lo haré, quiero ser tu amigo.