JongIn

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Ando retrasado con las cuentas. Tengo la sensación de que todo se viene abajo; me pregunto si será debido a que he estado posponiendo ponerme a trabajar con las facturas y el papeleo. Las montañas de papeles que rebosan de la que fuera la mesa de despacho de mi padre me parecen explosivas, como si entre ellas hubiese una condenada carta del banco donde me escriben que estoy a punto de rebasar el límite y perder todo. Apenas me atrevo a responder el teléfono, en una de esas; podrían ser ellos.

Nunca he sido bueno en cuestiones de dinero, ni de papeleo. Eso era el punto fuerte de mi madre. Ellas solía sentarse en el despacho y refunfuñar entre dientes, algunas veces me miraba a través de los cristales de sus gafas y me formulaba una pregunta que solo necesitaba una respuesta directa: << ¿Tenemos suficientes semillas? ¿Has pagado a la veterinaria?>>.

Yo solo tenía que decirle cuánto dinero en efectivo necesitaba; nunca formulo preguntas, ni siquiera cuando se me metió en la cabeza comprarle un brazalete ancho de oro a Jimin, con quien estuve durante un tiempo. Jimin siempre andaba diciendo lo mucho que le gustaban las cadenas de Bismarck....; es prácticamente lo único que recuerdo de él.

Mi madre menciono en una ocasión, ya enferma. Que tendría que solicitar al Servicio de Gestión de Granjas que se ocupara de todo esto. Aun con el gotero en el brazo, no paraba de pensar en cosas así. Estar conectada al gotero implicaba tener que utilizar la cuña, algo que le resultaba realmente embarazoso. Cuando entraba la enfermera con la cuña, yo salía siempre afuera a fumar un cigarro. Y no tenía narices para explicarle que no podía permitirle el Servicio de Gestión de Granjas, el cheque de la leche disminuía cada mes que pasaba.

*Cuña:Bacinilla u orinal para enfermos que no se pueden levantar

En cualquier caso, ya no se llama Servicio de Gestión de Granjas, además me siento incomodo solo de poner el pie en esa oficina.

El sentimiento predominante de mi madre respecto a su cáncer era el de frustración, pues le impedía estar de pie y hacer cosas útiles. La quimioterapia la machacaba, pero siempre que entraba a verla, la impresión que me transmitía era de <<Esto es un verdadero fastidio. ¡Es un asco!>>.

¡Demonios, ya está otra vez aquí el tipo beige! ¿Acaso no tiene otra cosa que hacer? Tiene aspecto de vivir con sus padres. Se sienta y me mira de reojo, como si yo fuera un cheque sin fondos.... Una molestia, pero para nada un problema. Después suspira y saca una libreta de un bolso completamente negro. Monta un auténtico numerito para sacarle el tapón al bolígrafo. ¿Es una pluma? Creía que desde que se inventaron los bolígrafos eso ya no se utiliza. Se pone a escribir, despacio, con una caligrafía menuda que recuerda una telaraña.

Y, claro está, me pica la curiosidad. ¿Quién es este que toma notas junto a la tumba? ¿Llevara la cuenta de los maridos que ha ido eliminando? De pronto. Frunce el entrecejo y escucho un bufido seco e inconfundible: se ha dado cuenta de que estaba mirándola. Para vengarme de su actitud engreída, intento imaginármelo con medias de redecilla, pecho blanco como la harina medio cubiertos por un corsé de encaje y cuero.

La imagen que he creado es tan ridícula que de pronto me descubre mirándolo, sonriendo de oreja a oreja. El vuelve a mirarme y antes de que pueda recomponer mis facciones, ¡me devuelve la sonrisa!

¿Es posible que sea él? ¿Es posible que el joven beige pueda sonreír?

¿Cómo una niña en vacaciones de verano o una niño que acaba de recibir su primera bicicleta? Es la misma sonrisa feliz y omnipresente de esa niña que juguetea con una regadera de color rosa junto a la otra tumba.

Nos quedamos así. Aun sonriendo y ninguno de los dos pensábamos ceder.
¿Qué demonios sucede aquí?
¿Debería hacer alguna cosa? Podría decirle algo como << ¿Viene usted por aquí muy a menudo? Hay mucha gente hoy en el cementerio, ¿no le parece? ¿Qué opina de la capilla? >> O quizás podría rozar mi rodilla contra la de él.

El tipo de la tumba de al lado (kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora