By Bill.
No podía negar que el orgullo y el amor propio que había perdido al buscar a Tom de manera exagerada, había vuelto a crecer. Me había dicho que me deseaba... Bueno, no así realmente pero ese te deseaba y ahora te tengo fue la frase más erótica y territorial que alguien me había dicho y eso no hacía más que hacerme sentir bien. Sabía que ahora era lo más parecido a una mujerzuela que podría existir pero no me importaba. Había conseguido lo que quería y eso lo valía.
Obviamente las cosas no habían terminado en la tina aquel día, no sólo me había dejado dominar, no sólo había dejado de ser el Bill que todo mundo conocía ni el que todos envidiaban para darle paso a la versión zorra de mi, sino que había nacido en mi una nueva sensación...
El ser deseado por alguien más a tal punto de buscar mi placer.
Raquel lo hacía, de eso no había duda pero sólo ella se había encargado de complacerme, el resto de mis parejas me veían como un depósito de semen andante pero no Tom, él me había hecho sentir tan atractivo y deseable que no podía pedir más.
Sino exigir lo mismo una y otra vez, repetirlo para ambas partes en las ocasiones que fuera posible. De azotes iniciales había llegado hasta las caricias siguientes con placer extremo. No hubo necesidad de decir nada, Tom y yo sabíamos lo sucedido y todo giraba a mi favor ahora, él se encontraba más receptivo y, lo que comenzó como un acto denigrante al principio, se convirtió en un sensual juego de cacería donde Nick era el cazador y nosotros las presas que tentabamos a la suerte a cada encuentro.
No había dicho nada, no había dado señales de lo sucedido, ni siquiera había tocado tema con Nick aun cuando siempre tocaba la oportunidad de que yo supiera de sus pequeños encuentros y viceversa. No salía de mi boca ni una palabra pero mis labios no eran capaces de controlar aquellas sonrisas de satisfacción y gloria que nacían a cada instante.
Y como un plus a la situación, no pude evitar la felicidad que sentí al ver como el amigo guapo de Nick, Geo, se aferraba al rastudo en un abrazo que enmascaraba los verdaderos sentimientos de ambos. Nick era un idiota si creía que sólo había sexo con ese dios griego. Eso sólo me dejaba vía libre para seguir mi juego con Tom, Raquel podría entretenerse con el rubio amigo de Tom mientras no estuviéramos juntos y yo podría disfrutar del lindo gordito en mis tiempos libres, y así todos contentos.
- Él es el segundo de nosotros - vi como Geo estrechaba la mano de Tom y como, entre ellos, se libraba una batalla de fuerza al saludar por reconocer quien era el macho en el lugar.
- Soy Tom, un placer conocerte - Tom hablo al momento en que soltaban sus manos.
- Georg, lo mismo digo - respondió el otro con una sonrisa, en sus manos estaba la prueba de la fuerza de ambos. Me sentí intimidado por ello. Si Geo utilizaba la misma fuerza conmigo terminaría doblandome del dolor. Lamentaba ser quien era en este momento.
Después, el hermoso de Geo, comenzaba a sentirme abrumado por tanta belleza, se acercó a mi, me tendió la mano y yo la acepte temeroso de sentir la presión pero mi sorpresa fue enorme al sentir como tiraba de ella y me hacía dar un paso para después sentir sus labios sobre mi mejilla. Sentí como mi rostro comenzaba a adquirir color, apenas nos separamos, supe que mi rostro estaba más colorado que nunca.
- Mi... mi nombre... es... es Bill - dije sin poder evitar los nervios.
- Lo se, eres el menor de los tres, es un placer conocerte Bill - dijo con una sonrisa.
- Si lo sabes, entonces, ¿Por que...? - no termine la pregunta, apenas lleve mi mano a mi mejilla él supo a que me refería.
- No veo que de malo tiene darle un beso a un chico tan hermoso como tú - soltó como si nada - Perdona mi atrevimiento Bill, pero debía hacerlo, no todos días te encuentras con alguien tan impactante como tu, que bien podría ser el amor de mi vida- soltó haciendo que los tonos de mi piel subieran hasta el cielo.
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En casa
FanfictionSeparados desde muy pequeños. En sus pequeñas cabezas sólo pasaba la idea de que no era bueno estar juntos. Por eso sus padres los habían separado. Al cumplir 18 sus padres decidieron que era hora de que volvieran a estar juntos en casa y llevar la...