Capítulo 6

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    Comenzaron a pasar los meses, Laito se comenzaba a arrepentir de aquella noche en la que habían incluido a la diva, ahora no podía tener cómodamente una noche de sexo con su novio sin que éste último invitase al Mukami y eso comenzaba a hacerlo enojar y con la única persona con la que tenía sexo y no inculta a terceras personas, era con Yuma, le encantaba pero también necesitaba el cuerpo de su hermano menor.

-oye mi amor-llamó la atención del pelirrojo, quien se encontraba sentado en sus piernas, con su celular en las manos, estaban a nada de hacerlo pero Ayato quería mandarle un mensaje a Kou para que viniera a acompañarlos.

-¿que pasa?-contestó Ayato y mirando a su novio.

-¿podemos hacerlo esta vez sin Kou? ¿Es muy necesario que nos acompañe siempre?-dijo por fin y Ayato ladeó la cabeza.

-¿mm? ¿Por que quieres hacerlo sin Kou? Es más divertido, admítelo.

-pero quiero disfrutar de ti a solas, no quiero que alguien más te toque-le quitó el celular de las manos antes de que enviase el mensaje y lo dejo en alguna parte de la cama.

-oh vamos Laito~ deja que venga-el mencionado frunció el ceño y en un movimiento, dejó el cuerpo de su novio debajo del suyo.

-no, hoy te quiero para mí-desvistió completamente al pelirrojo haciendo que este se sonrojase.

-e-espera...yo quiero que Kou este...-dijo intentando detener a su hermano pero éste ya lo estaba tocando por todos lados arrancándole suaves suspiros y jadeos de sus labios.

-no-repitió-hoy serás completamente mío de nuevo, tu cuerpo y tu mente me pertenecerán está noche, nadie además de mi te va a tocar-su tono de voz era claro, pícaro y demandante, sumamente posesivo.

    Ayato tragó saliva un tanto nervioso, le daba miedo cuando Laito actuaba de forma tan posesiva porque sabía que el sexo que tendrían sería duro, brusco, sin ningún tipo de cuidado, cosa que no le agradaba, no le gustaba cuando su novio dejaba de tratarlo con la delicadeza de siempre, a veces podría decir que lo odiaba.

    Y precisamente, Laito comenzó a hacerlo todo deprisa, abrió las piernas del pequeño con cierta brusquedad y metió dos dedos en la entrada de Ayato lo que provocó que el pelirrojo se tensara pero a las vez, soltara un gemido de placer haciendo que los labios del castaño se curvaran en una sonrisa que irradiaba perversión, como siempre.

    Los gemidos de Ayato comenzaron a llenar la mansión, eran sonoros y parecían más bien gritos, algunos eran de placer, otros de dolor ya que las embestidas del trillizo mayor eran bruscas y profundas, no se preocupaba si lastimaba a su novio o no, él se sentía bien, era lo que le importaba, gruñidos y jadeos se escapaban de la boca de Laito, quien miraba atento al joven tembloroso que yacía bajo su cuerpo, le encantaba tenerlo así y que nadie más lo mirase pero, repentinamente la puerta se abrió, provocando que el castaño se detuviera soltando un gruñido.

-Hey~ ¿por que han empezado sin mi~?-preguntó el rubio con un tono "triste".

-lárgate-gruñó nuevamente Laito, comenzando a moverse dentro de su hermanito de forma brusca, sacándole lagrimas de placer y dolor a los hermosos ojos verdes de Ayato.

-que malo~ a mi que tanto me encanta acompañarlos~-se acercó y miró al menor de los hermanos, su boca formaba una perfecta "o", su piel era cubierta por una delgada y fina capa de sudor, sus preciosas orbes verdes eran inundadas por las lágrimas y Kou se mordió los labios-que lindo te ves~-se mordió los labios e intentó tocar el rostro del muchacho pero la mano del otro Sakamaki fue más rápida, impidiéndole el contacto.

-no lo toques, no lo mires, es absolutamente mío-su pelvis había dejado de moverse contra la de su novio, quien no había dicho nada por el momento, su garganta ardía después de gritar tanto, estaba cansado, ya iban 3 veces que se corría y Laito ni una, sería una noche larga a ese paso.

-ah~ que envidioso eres~-dijo y comenzó a caminar a la salida de la habitación-nos veremos luego amor~-le dijo a Ayato, quien se sonrojó a la vez que el rubio salía de la habitación.

    La reacción de Laito no fue buena, frunció el ceño, celoso y enojado mirando al pequeño que yacía debajo de él, comenzó a moverse, pero a un ritmo excesivamente brusco, las lágrimas que habían parado de salir, regresaron rápidamente, recorriendo el rostro invadido por el sonrojo de Ayato, quien pedía piedad a su hermano, lo estaba lastimando demasiado está vez pero no se detuvo hasta quedar satisfecho, tomó absolutamente todo de Ayato, de nuevo todo de él le pertenecía y eso le encantaba, me encantaba saber que toda la existencia de su novio era suya solamente.

Duele el amor (Amor entre Hermanos 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora