Esta historia narra la vida de Hikari Uzumaki. Una shinobi con un poder único. Tendrá una larga vida para sufrir. Pero, ¿solamente sufrirá..? Alegría, tristeza, rabia, amor... Una vida que solo una shinobi como nuestra protagonista podría vivir y su...
Pasaron unos meses y yo hacía misiones junto a Shisui y el resto de nuestro equipo. Él me trataba muy bien, es como el hermano mayor que nunca tuve. Nos teníamos muchísimo cariño y estima.
A pesar de no estar juntos todo lo que nos gustaría, la relación que tenía con Itachi iba genial. El problema era que Itachi se veía cada vez más triste y decaído, sus ojeras eran mayores con el paso de los días. Por lo poco que sabía, podía intuir que se trataba de la presión que su clan y los ANBU ejercían sobre él. Me dolía mucho verle así, pero yo no podía meterme en esos asuntos y muy a mi pesar, no podía hacer nada
El Hokage me volvió a insistir dos veces más para que entrase en ANBU y a la tercera va la vencida -o eso suelen decir- así que acepté. Me incorporé a la guardia personal del Hokage, mis misiones consistían principalmente en proteger con mi vida al Hokage ante una posible amenaza, e ir a misiones un tanto peligrosas -no entraré en detalles-. Se lo debía.
Danzo, por su parte, me insistió mucho en ser su subordinada y entrar en Raiz. Y como era obvio me negué rotundamente. Ese hombre nunca me gustó, ni me inspiró confianza alguna. Demasiados secretos ocultaba debajo de esas arrugas.
Mi pequeño Naruto vivía desde hace algún tiempo conmigo, como ya dije. El Hokage decidió que ya era hora de que estuviésemos juntos, ya que era lo suficientemente madura para hacerme cargo y cuidar de él. Y sí, podía con todo: podía con las misiones, podía con la presión en ANBU, podía cuidar bien de mi hermano, podía mantener una casa, podía llevar una relación sana... Podía demasiado, exigiéndome cada vez más, porque la vida me obligaba a ello. Estaba cansada, pero no lo aparentaba. No podía recaer de nuevo, aunque la vida nunca nos escucha y eso cambiaría pronto....
...
Paseaba alegremente con Itachi por el bosque contándonos historias y anécdotas, hacía una semana que no estábamos juntos y queríamos disfrutar de la compañía del otro. Le añoraba mucho... De repente nos paramos al escuchar voces y los leves sonidos de como chocaban kunais. Rápidamente seguimos los sonidos y nos encontramos con Shisui, malherido enfrentándose a un par de ANBU. Raiz -pensé-. Yo fui con Shisui lo más rápido que pude, debía curar sus heridas mientras Itachi acababa con los ANBU.
Itachi: Debemos irnos de aquí antes de que lleguen refuerzos. ¡Ahora! -en seguida, entre los dos, cargamos a un débil Shisui-
Nos encontrábamos en nuestro típico y favorito lugar de reunión que teníamos los tres, el mismo lugar que nos vio crecer y forjar a fuego una duradera y preciosa amistad.
Shisui: Solo os lo puedo pedir a vosotros, mis fieles amigos...
Shisui, que solo tenía un ojo ahora, -ya que Danzo le robó el otro-, se lo arrancó.
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