Capítulo I ~Rosebuds~

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Carruajes de toda clase se detenían frente a la mansión. Pronto un sin fin de sirvientes se apresuraron en cargar las numerosas maletas de las jóvenes damas de sociedad, hacia lo que sería su albergue en los próximos meses: "La Academia Carrington Para Señoritas", donde aprenderían todo lo que una dama de sociedad, debería saber para destacarse: etiqueta, danza, costura, etc. Además, claro, una que otra materia académica como lo era la escritura y literatura, matemáticas e historia. 

Estudiar en dicha academia, significaba una oportunidad única para atender a los bailes más "refinados" de New Orleans, y ser vistas, por supuesto, por los apuestos, y por sobretodo, adinerados, solteros de renombre; sin mencionar la envidia que causaría a el resto de las chicas que desafortunadamente no pudieron ingresar. Era obvio que dicho prospecto ponía a las chicas con las emociones a flor de piel. Emociones que no compartía una chica de cabellos rubios oscuros. Realmente la única razón por la que se encontraba allí era debido a que un tío, el cual jamás había visto en su vida, le ofrecía ésta "una en un millón" oportunidad de tener una educación decente, y aunque no estaba de acuerdo con ciertas cosas que el  "plan de estudio" ofrecía, no tenía remedio que aceptar... Su familia jamás habría podido costearse algo como eso de todos modos.

Suspiró suavemente, a su vez, lanzando a un lado las faldas azules de su vestido comenzando ya a sentirse algo irritada, ¡¿de dónde diablos había salido ese tío?! ¡Ni siquiera le dio un nombre completo el sujeto!... "Le Rouge" escrito en tinta azul al final de la carta que recibió la semana pasada, fue la única pista de su identidad.

Curioso, también, que apareciese estando ella mayor y no de pequeña; si estaba tan preocupado por su formación académica, lo mejor hubiese sido que le ofreciera una educación desde chica, de manera que sería mas completa.

Claro que su madre no pensaba en estas cosas. No. Ella estaba muy ocupada pensando en el escalón social que saltaría su familia con un buen matrimonio...la sola idea le provocaba nauseas.

-Señorita Valmont- dio un respingo al ser sacada tan repentinamente de sus pensamientos; a través de la ventana del carruaje, el cochero le ofreció una sincera sonrisa de disculpas abriéndole la puerta. Algo incómoda, tomó la mano que este cortésmente le brindó para bajar con mas facilidad los escalones. No le veía la utilidad realmente... además de que ella no era el tipo de persona de contacto físico; no importaba que tan pequeño fuese el gesto.

Se aseguró de no pisarse las faldas al bajar, ya estando fuera de peligro, alzó la vista para contemplar el que sería su nuevo hogar por el siguiente año.  Se trataba de una mansión imponente, alargada y con lo que parecía ser arquitectura inglesa. El tejado era color  cremoso un poco mas oscuro que el color blanco de la casa. El techo estaba sostenido por dos grandes columnas frente a la puerta de entrada. Constaba de 3 pisos, uno en el tejado, probablemente un sótano. Lo notó por las dos pequeñas ventanas francesas que se asomaban en el mismo. En el segundo piso había un enorme balcón para cada una de las ventanas francesas de forma cuadrada y por último, la entrada constaba de un par de ventanas y una gran puerta de madera pintada a juego, de color blanco. Se mantenía abierta, invitándolas a entrar a todas. Para llegar a esta debía de subir unos cuantos escalones. 

Tomó sus maletas y se encaminó al edificio. 

-¡Señorita Valmont!- se detuvo ante la mención de su nombre pensando que tal vez habría olvidado algo en el carruaje. 

-N-no debería cargar con nada. Como su cochero, no podría dejar semejante trabajo a una dama- mustió el muchacho una vez que logró alcanzarle. 

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