~MORGAN~
El desayuno la había dejado insatisfecha. Ya empezaba a tener hambre y apenas si estaban en su primera clase. Sin Mercedes que le trajera rebanadas de pastel a escondidas, no sabría cuanto mas podría aguantar.
-…Ugh…-para empeorar las cosas, la clase estaba aburridísima. ¡Eran hasta peores que las lecciones de tutoría de Victor! Removió su ojos oscuros de lo que la profesora escribía en el pizarrón y los enfocó en la ventana acortinada junto a ella. Comenzó lentamente a perderse en su imaginación y todo a su alrededor se desvaneció. . .
-Señorita Smith- suspiró sin apartar la vista de donde estaba.
-¡Señorita Smith!- Morgan lentamente volvió la vista a la profesora, parpadeó algo aturdida al ver la expresión crispada de la misma. ¿Hace cuánto la estarían llamando?
- ¿Si?- la mujer clavó sus pequeños ojos pálidos en la chica. Las gafas parecían aumentar la intensidad con que la miraba. “Oh…no…” Morgan tragó en seco.
-Podría decirnos; ya que usted al parecer no necesita estas clases ¿Cuál es la respuesta a este problema algebráico?- con solo ojearlo la chica quedó paralizada. “Matemáticas. ¿Por qué demonios tenia que ser matemáticas?” pensó Morgan mordiendo su labio inferior. Ni siquiera tenía la mas remota idea de dónde empezar.
El miedo a equivocarse no le permitía pensar con claridad y las miradas de sus compañeras hacían la tarea aun mas tediosa.
-No tenemos todo el día Señorita Smith- La maestra se cruzó de brazos, sin siquiera tener la delicadeza de esconder la pequeña sonrisa satisfecha que se formaba en la comisura arrugada de sus labios. Lo estaba disfrutando.
-No…N-no lo sé- murmuró la chica bajando su mirada. No necesitaba ver lo divertidas que deberían estar las otras chicas con su humillación. Ya se lo imaginaba “Por Dios, si ese problema esta extremadamente fácil. Ha de ser muy difícil para la pequeña Morgan”
-No me sorprende. Bueno pues, espero ver su cuaderno con las notas al final de la clase. Le sugiero que comience a copiar de inmediato.- Morgan se encongió de hombros y empezó a copiar los problemas evitando hacer contacto visual con nadie. Mejor solo concentrarse en aquello y nada mas. Si continuaba con esta negatividad, dejaría ganar a las otras.
Su ceño suavemente se frunció al tallar los problemas en su cuaderno con cierto atisbo de irritación. Al parecer un requerimiento en los profesores de ésta academia, era ser amargado y terrorífico, como era el caso de la Señora Ùrsula. ¿Por qué no simplemente le había dejado problemas de más? Se hubiera ahorrado semejante bochorno.
- ¿Espera acaso, que aprenda a la primera? Le pagan para enseñarme a hacer problemas, no a que los haga por usted- bufó bajo su aliento terminando de escribir en su libreta la primera parte de las notas.
-Además, no todas pensamos igual- y ese era un hecho contundente en este colegio. La profesora borró lo que quedaba y prosiguió a escribir lo que sería su tarea.
La maestra penas si llevaba dos problemas escritos… asi que tal vez tendría un poco de tiempo para continuar su novela…No, no...debía copiar… ¡Al diablo lo copiaría después!
“ ¿Dónde terminé?...ah, si…
-No…Will…No lo vale- el brazo tenso del joven William parecía no querer moverse. Su rostro era parecido a la espada que blandía en su mano. Duro y afilado.
Al ver que sus palabras no tomaban efecto Emily posó una mano firme en el brazo del muchacho rubio. Will le dio una breve mirada.
-Es tu hermano- le dijo con suavidad.
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Rosas de Sangre
Paranormal"Quien diría que terminaríamos cazando criaturas sobre naturales y, ademas, tratando de ser una dama de sociedad" Cinco chicas excepcionales están destinadas a cruzar sus caminos en la prodigiosa Academia Carrington para Señoritas, donde descubrirán...