#31. AZULES COMO EL MAR

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Era una cálida mañana en la ciudad de cartagena, tan cálida que la necesidad de hasta el más mínimo aire fresco era intensa.

Decidido baje en busca de un lugar en la playa, un lugar donde la tranquilidad y solo el sonido de las olas reinara. Por suerte lo encontré unos metros alejado del área donde las personas frecuentan mas a menudo.
Luego de pasar un rato mirando aquella inmensidad de mar azul infinito que estaba ante mis ojos decidí entrar en él, las olas golpeaban mis piernas y el agua fría erizaba mi piel, la satisfacción de aquel momento era irremplazable e inolvidable, todo era paz y quietud.

Algunos minutos después sali volviendo a contemplar el lugar donde ya había estado y volviendo a maravillarme, nunca me cansaría de mirarlo.

A lo lejos; algo o mas bien alguien captó mi atención, una mujer.

Una mujer cuyos ojos eran de un azul tan claro que te perdías en ellos, con ese cabello tan oscuro como el cielo nocturno sin estrellas, cuyo cuerpo era hechizante, su rostro fino y delgado; y su forma de andar majestuosa.

se acercó y se sentó a mi lado, atónito me deje llevar por ese aroma tan intenso que emanaba de ella, un aroma a frutas que embriaga a cualquiera.

El tiempo pasó y solo bastaron miradas para entendernos el uno al otro, las palabras sobraron ese día; el día que me enamoré de esos ojos tan azules como el mar.

PENSAMIENTOS DE UN CHICO CUALQUIERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora