Capítulo 16

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Narra Kale.

No podía imaginarme en otro lugar que no fuera este, junto a Maddy, dormida en mis brazos con sus respiraciones lentas y tranquilas. Ella me hacía sentir en paz y hacia que todas las preocupaciones se fueran con tan sólo ver sus ojos verdes. Baje la mirada y sonreí al verla dormir, bese su frente y me quedó ahí unos minutos, respirando su olor, su cabello olía demasiado bien, como a rosas.

Habíamos pasado la fiesta bien y sus padres decidieron retirarse temprano, aun tenía el traje pero me había quitado el saco, no tenía idea como era posible que todo esto que pasaba entre nosotros por fin fuera posible, la amaba y tarde tanto tiempo en decirlo y en descubrirlo que haría que cada cosa que hiciera a partir de ahora valiera la pena. Cerré los ojos para dormir al igual que ella, mi mundo está entre mis brazos y jamás iba a dejar que se desmoronara porque si ella caía, yo caería con ella.

–Kale.

Abrí los ojos y por inercia mire a mi pecho, Maddy estaba recargada en el con una sonrisa en su rostro, me relaje al ver sus ojos verdes y sonreí.

– ¿Qué pasa? –pregunte.

– ¿Tu duermes? O solo cierras los ojos para fingir.

Su pregunta me hizo reír, pero a los pocos segundos me tranquilice, ella no lo sabía, había un montón de cosas que ella no sabía y necesitaba explicárselas pero todo a su momento.

–Sí, si duermo –dije y acaricie su cabello.

– ¿Comes? Nunca te he visto ingerir nada

–No ingiero comida no es necesario. –sus preguntas me hacían gracia de cierto modo, en lugar de que me preguntara cosas que la mayoría de las personas harían si tuvieran la oportunidad.

Algo como ¿Cuáles son los secretos del cielo? ¿Donde están las puertas del infierno? ¿Qué sucede cuando una persona muere? ella solo... solo me preguntaba por cosas insignificantes y me hacían amarla más de lo que ya lo hacía.

–Pero si dormir... –dijo ella pensativa.

–Son muchas cosas que ni yo aun término de entender –le dije.

Ella se sentó en la cama, su pijama gris se estiro y Maddy me miró.

–Qué tal si me dices todo lo que no se, así seriamos dos los que no entenderíamos mucho.

Me acomode en la cama para sentarme también y recargarme en las almohadas.

–Está bien, pregunta –dije cruzando mis brazos en mi pecho.

– ¿Puedes sentir celos? –preguntó.

– ¿Me provocarías celos? –levante mi ceja y ella negó.

–No, es solo que quiero saber.

–A tu pregunta, la respuesta es no, no puedo sentir celos.

–Mmm –dijo ella.

–Confió en ti y confió en el amor que me tienes.

Ella sonrió agradecida.

–Siguiente –dije.

–Tu ropa... ¿Cómo funciona eso?

– ¿Mi ropa? Bueno, ahora llevo un traje y debería cambiarme –asentí viendo mi corbata casi suelta.

– ¿Cómo funciona? ¿Tienes ropa en donde? ¿En el cielo? –sonrió al decir la palabra, aun no se acostumbraba.

–Algo así –asentí aunque estuviera muy lejos de saberlo.

Mi Pequeño Ángel. [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora