Una pequeña discusión

7 3 0
                                    

LUNA:

Mientras corría me empecé a acordar de cuando mi hermano y yo corríamos por el jardín de nuestra casa. Me acordé de las risas que echamos al caernos y de la competitividad entre nosotros. Me empezaba a sentir como cuando tenía cinco y estaba feliz por ello.

Estuvimos por lo menos jugando una hora al juego. A Viana casi le da algo cuando dije que quería jugar otra partida.

—Juguemos otra por favor —exclamé mientras jadeaba.

—!No, no. Que me muero¡ —me contestó Viana.

Lo último que ella quería hacer era jugar a este juego. Le estaba poniendo de los nervios.

Yo le sonreí y asentí dándole a entender que no volveríamos a jugar por hoy.

—Deberíamos dormir —dijo Malkon suspirando— Estamos muy cansados y tenemos que estar despejados para proseguir el viaje mañana.

—Y que. ¿Dormimos en el suelo sin mantas ni nada? —preguntó Viana.

—Sí —contestó— no fuimos lo suficientemente listos para coger unas mantas y ,estas son las consecuencias.

Mientras lo decía señaló al suelo y nos miró.

—Espera, espera, espera ¿y el sofá que? —dije— ¿Quien dormirá allí?

—Nadie. Todos tendremos que sufrir esta incomodidad. Somos igual de importantes, no hay nadie superior que pueda dormir en el sofá —replicó mientras fruncía el ceño.

—¿Has tomado algo raro Malkon? —pregunté

Él no contestó pero me lanzó una mirada asesina.

—De acuerdo, pero como mañana me duela solo un poco la espalda te echaré la culpa.

Al decirlo yo me tiré al suelo y sonreí a Viana. Echaba de menos los momentos a solas con ella; y las risas que compartíamos.

Henry se echó también a este produciendo un suspiro al notar su espalda contra el suelo.

—¡No me gusta esto! —exclamó mientras se levantaba otra vez para intentar acomodarse mejor.— Y por la noche tendremos frío.

—Está bien, si no quieres dormir aquí, te vas y vuelves tú solo, después, le explicas al director porque saliste del colegio por la noche sin permiso.

Henry le puso una mueca repulsiva, pero no dijo nada.

Me costaba mucho dormir, no entendía cómo Viana había conciliado el sueño tan fácilmente; así que me levanté y me fuí a dar un paseo.

Encontre a Malkon tumbado en un sitio apartado, mirando fijamente el cielo.

—Si nos descubren, ¿Qué crees que pasará? —pregunté sentándome a su lado.

—No creo que mucho, si es lo que te preocupa —me contestó sin dejar de mirar las estrellas— Pero, si no, esto es parte de la investigación, así, que no tienen que echarnos la bronca.

—Y...¿Y si nos expulsaran? —dije dudosa— ¿Dónde iríamos?

Él clavó sus ojos azul mar en los míos.

—No lo sé —respondió con brusquedad mientras volvía otra vez la cabeza.

No me dijo nada más pero me hizo una señal para que me acostara.

Distinguía las constelaciones claramente, pero ahora, los párpados me pesaban y la conciencia me sumía en un sueño profundo.

Me desperté a medianoche, y me fuí con los demás.

No nos olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora