Dones

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LUNA:

¿Qué me había preguntado?, No me lo podía creer, ahora si que estaba enfadada, ¿Cómo sabía eso? ¿Era una espía? Es imposible.

Mientras pensaba en preguntas para hacerle no me dí cuenta que se había caído hasta el riachuelo, que ahora era un río por donde Viana se estaba esforzando por no hundirse. De repente me encontré mal, miré a mis pies y ví cómo bajaba de altura; estaba encogiendo y a la vez me salían unas finas escamas blancas. Mi visión cambiaba a un color diferente, y me salían aletas. Miré como mi ¨supuesta amiga¨ se iba río abajo gritando. Empecé a correr hacia delante pero me caí al agua oscura del río.

Cuando abrí los ojos me encontraba en el fondo del río todavía; y no me lo podía creer, pero respiraba bajo el agua sin ninguna dificultad. Ví a Viana en la orilla, enganchada a una roca y sin conocimiento. Cuando estaba a su lado acerqué mi oído a su pecho y comprobé que estaba viva y seguía respirando. No podía salir todavía del agua, ya que me había convertido en un pez plateado muy grande.

Me limité a intentar despertarla. Le empecé a darle suave a la cara; la tenía muy fría; le seguí dando más fuerte, pero con cariño; cuando ya no podía más y estaba desesperada porque no sabía cómo despertarla, al agachar la cabeza para comprobar si seguía viva me di cuenta de que tenía un collar con un símbolo muy raro, parecía una antigüedad. De repente Viana se despertó, escupió un poco de agua que había tragado; me miró fijamente, sin saber qué había pasado; miró a su alrededor y cuando se ubicó bien y se levantó con cuidado, se paralizó; fue durante unos segundos pero eso me bastó para entender que le había pasado algo.

&

Caminábamos en silencio en dirección al fondo del bosque y recordé cómo me había convertido en un pez; así que me sentí mal por pensar que era una espía.

—Esto... yo quería pedirte... que me perdonaras por... llamarte espía... —dije con voz de arrepentimiento y duda a la vez.

Ella me miró, no tenía ninguna expresión en la cara, pero parecía estar bien.

—No pasa nada, no sé cómo lo hice, digo, ver tu pasado... —respondió un poco insegura.

Paramos a descansar a la sombra de un árbol frondoso y grande, una ardilla que había por allí estaba sedienta, así que se fue a beber a una charca que había en frente del riachuelo de antes.

VIANA:

La luz que provenía del agua no me parecía ni medio normal. Era como un sol subterráneo. De repente ví cómo debajo, muy debajo del agua se encontraba una cueva oscura, y dentro de la cueva, unos metros más allá había unas escaleras brillantes de donde creo que venía el haz; al final del túnel había una puerta de plata pequeñita, y por un camuflaje que tenía casi no se distinguía, me propuse a traspasarla cuando...

—¡Viana!, ¡¡Viana!!, ¡Tierra llamando a Viana! —gritó Luna

Salí del agua inmediatamente; me sobresalté tanto, que al levantarme de debajo del árbol me choqué con la rama de este.

—¡Ay!, ¡que pasa!, ¡¿por qué me gritas?! —exclamé yo aún más.

—Perdón, es que llevas un rato mirando el agua fijamente, ¡era como si te hubieran disparado con un dardo tranquilizante! —replicó

—Bueno, vale, lo siento, pero estar nadando rápido debajo del agua es muy difícil. —le digo

—¡¿Qué?! —me gritó, como si fuera una loca.

—Luego te lo explico, ahora ven, tenemos mucho trabajo por delante, te tienes que convertir en pez para poder respirar debajo del agua; y yo tengo que encontrar una manera de no ahogarme dentro de la charca. —le dije

Luna me preguntó cómo sabía lo del pez y yo me encogí de hombros.

Probé de todas maneras, a intentar sumergir mi mirada y que me trasladara allí pudiendo respirar, a intentar meterme en la transformación del pez cuando Luna se transformaba... De todo, pero nada funcionó, así que pensé que podría aguantar un rato debajo del agua sin respirar.

—Es la única manera de conseguirlo —le dije sollozando

—Bueno, al menos inténtalo —replicó con cara de súplica.

&

Nadamos un buen rato sin ningún problema, pero los problemas empezaron después, me mareaba de no poder respirar y no tenía las suficientes fuerzas para ver bien y abrir los ojos.

Luna me llevaba de la aleta, y le costaba mucho nadar rápido mientras me guiaba.

No podía más, me iba a ahogar; oí el sonido de un latido, supuse que era mi corazón; Luna me llamaba pero no la oía, solo veía parte de sus labios moverse agitadamente. Una corriente marina me llevó lejos de ella, pero no podía hacer nada, porque no tenía la fuerza suficiente para siquiera ver. Todo se apagó.

De repente abrí los ojos. Todavía estaba debajo de la charca, bueno, pensé; se sabía porque a lo lejos se veía el reflejo de la luz en el agua; no me lo podía creer, no tenía que hacer nada, ya que podía respirar sola debajo del agua.

Pero... ¿Dónde estaba Luna?

LUNA:

Corrí detrás de Viana lo más rápido que pude, pero una corriente marina me lo impidió. Al girar la cabeza para ver donde estaba, me pegué un golpe contra una roca y perdí todo atisbo del tiempo.

&

Me levanté de una camilla con dificultad, me dolía la cabeza; miré alrededor de la estancia, estaba borrosa puesto que no veía bien; a pesar de eso, distinguí perfectamente lo que era y dónde estaba. Era un hospital. Me bajé de la camilla para ver de cerca a la persona tumbada en otra de estas y para mi sorpresa me encontré a Viana dormida profundamente con respiración entrecortada; y me asusté de repente cuando ella se despertó de un salto.

Me contó que, después de separarse de mí, fue a la cueva de la puerta pequeña de plata camuflada, y la traspasó, pidió ayuda y se durmió porque estaba muy cansada. La trajeron al hospital y la arroparon. Le pregunté dónde estábamos y ella me dijo que no tenía ni la más mínima idea.

Las dos, fuimos a una sala enorme donde había un montón de gente y una mujer con bata blanca que se acercó a nosotras con paso seguro.

—¿Sabéis por qué estáis aquí niñas? — nos dijo con voz melodiosa

Nosotras negamos con la cabeza, intimidadas.

Empezamos una nueva vida.

No nos olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora