Historia del pasado

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LUNA:

No contesté a la chica ya que no me fiaba de ella, después de curarle la herida y salvarla de la noche oscura y sus peligros, no me dió ni las gracias.

Ella me volvió a preguntar quién era, e hice como que no la escuchaba .

La chica no insistió más.

Giré mi cabeza y vi al conejo mirándola con curiosidad, entonces me fijé más en ella:

Tenía los ojos verde oscuro y el pelo negro claro, llevaba unos pantalones cortos, una camiseta de tirante de color verde y unos playeros.

De repente la chica observó mi tatuaje; era un gato...

—¿¡Pasa algo?! —le grité

Ella me miró asustada, como si estuviera loca.

—Mi nombre es Luna, y tengo 11 años —dije calmándome un poco.

—Soy Viana, y también tengo 11 años —dijo la muchacha— ¿Te puedo hacer una pregunta?.

Yo asentí, mi cabeza estaba también llena de intrigas, y no tenía nada más que ser su amiga diez minutos, después, me marcharía a encontrar a mi abuela entre los árboles frondosos.

—¿Por qué tienes un tatuaje?, Eres menor de edad.

—Me lo hicieron con una aguja y pintura negra, sirve para representar mis ojos, para decir las palabras de mi abuelo a través de una imagen; él me decía que tenía los ojos de un gato. También me dijo que tenía que cuidar a mi abuela hasta que se muriera, pero, creo que rompí mi promesa, me he perdido y ahora ni siquiera sé si mi abuela está viva. —hablaba rápido, sin descanso, como si quisiera quitarme un peso de encima.

Mis palabras hicieron que Viana frunciera el ceño, pero no le hice caso, sabía que no debería haberle dicho eso, ya que por lo que se veía, no se lo creía.

Al cabo de 5 minutos decidí que tenía que irme.Le cogí el palo con brusquedad, y me fuí unos metros más adelante.

Pensé que no era bueno estar mucho rato allí; no sabía muy bién por qué, pero me dió la impresión que el bosque se había vuelto oscuro y que ni para Viana, ni para mí era un buen sitio; así que, dando muchas vueltas al lago, que con curiosidad me fijé que había pasado de ser transparente a ser fangoso y verde, me orienté y me dirigí al norte, cuando...

VIANA:

La chica llamada Luna estaba rara; daba vueltas sin parar al lago; y cuando paraba miraba a este y se alejaba de él como si fuera algo muy asqueroso. Cuando se detuvo completamente, miró hacia el sol y se marchó rápidamente, como si estuviera pasando algo malo. Corrí hacia ella y la paré en seco; le pregunté que por qué se iba y ella me contestó que no me lo iba a decir. Me quedé extrañada, como si Luna fuera un bicho raro y enigmático, pero pareció no darse cuenta; ella se montó en el hermoso lobo de antes y me preguntó:

—¿Quieres venir conmigo hacia el norte? Creo que en este bosque no estamos a salvo —dijo ella con discrepancia.

—Como si yo fuera un perrito —pensé maldiciéndola.

Ella me volvió a mirar, estaba esperando una respuesta, pero yo seguía sin hablar, me lo volvió a preguntar, pero seguí sin contestar.

—Bueno, pues me voy, no debería haber propuesto eso —replicó triste

—No, está bien, iré contigo, lo siento por tardar —respondí atropel

Ella silbó con los dedos; y no sé por qué, pero tenía el presentimiento de que iba a resultar divertido.

>>Entonces Luna me preguntó si sabía algún sitio por este bosque donde descansar mientras estuviéramos a salvo, le dije que no, pero a continuación, sin saber cómo, miré unos arbustos y recorrí con la mirada un camino hasta un colegio lleno de luz y tranquilidad. Le dije que fuera todo recto, durante 24 kilómetros y después se detuviera.

>>Llegamos a donde tendría que estar el colegio, pero solo encontramos un riachuelo. La chica se enfadó conmigo por engañarle. Yo le miré a la cara, triste y Luna me sacó la lengua.

Por un momento le leí la mente, que decía:

"No tendría que haber confiado en ella, ahora me he perdido y no sé ni dónde se encuentra mi abuela...""No tendría que haber confiado en ella, ahora me he perdido y no sé ni dónde se encuentra mi abuela...""No tendría que haber confiado en ella, ahora me he perdido y no sé ni dónde se encuentra mi abuela..."

Y ví su pasado...

—¡Papá, mamá dejad de discutir! —(Luna)

—¡No te metas hija, es culpa de tu madre! —(padre)

—¿¡Ahora encima le dices a Luna que es mi culpa?! ¡No la engañes a ella también, esto es TÚ problema! —(madre)

—¿¡Y entonces por que siempre traigo todos los meses la misma cosa!? —(padre)

—¡POR FAVOR PARAD! —(Luna)

—¡Te he dicho que no te metas, Luna! —(padre)

—¡Sí, es verdad!, ¡Vete a ver a tu abuelo al hospital!, ¡QUE ME DIVORCIO! —(madre)...

&

—Me haces mucho daño abuelo, ¿no me puedes llevar a una tienda para tatuajes? —(Luna)

—Sí, pero si te lo hago yo, me recordarás mejor...Tienes los ojos de un gato Luna... —(abuelo)

—Ya lo sé, abuelo. —(Luna)

—Me tienes que hacer una promesa... ¿Me prometes que vas a cuidar a tu abuela hasta el fin...? —(abuelo).

Salí lanzada de su cabeza, y caí al riachuelo. Luna me miró extrañada y me preguntó por qué me había caído. No le respondí; solo le pregunté qué había hecho su padre para que su madre se enfadara tanto.

No nos olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora