Una nueva vida

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LUNA:

Odiaba al profesor de la clase de literatura.

Aunque solo llevamos 3 años aquí, en el colegio, ya habíamos establecido un vínculo de amistad entre los otros alumnos y puesto en una lista a los mejores profesores y a los peores. Este se llamaba Eustaquio y nos daba todo tipo de lengua, rollos y literatura; siempre nos reñía por la falta de puntualidad, nos echaba un sermón y nos contaba una historia terrorífica sobre qué pasaría si llegábamos tarde otra vez. Naturalmente nunca ocurría lo que nos contaba.

Tenía aspecto bajo y regordete, grandes orejas y un pelo que le cubría la espalda con largos rizos rubios. Hoy por suerte, no nos echó la bronca, porque la profesora Mrs. Becker, nos dijo que tenía cosas que hacer en las plantas, y no podía trabajar con ruido; así que nos echó de clase a todos.

Encontré a Viana cerca del lavabo charlando con Thomas y Dayana; Thomas, tenía 14 años; era alto, tímido y pelirrojo, con algunas pecas en la cara que llamaban mucho la atención de Hannah, una compañera de geología, muy superficial y tonta, lamentablemente popular.

Dayana, era la hermana de Thomas, tenía 2 años más que nosotras y era rizosa y pelirroja, igual que él; no era para nada tímida ni tenía pecas pero era muy guapa, también tenía unas gafas finas e informales, que, según su hermano la hacían parecer muy atractiva. Me acerqué a ellos saludándolos uno a uno y llevándome a Viana para hablar con ella. En los últimos años habíamos cambiado mucho las dos:

Viana había crecido, tenía los mismos ojos verdes oscuro muy intensos, pero su cara, antes redonda y sonrosada, tenía ya las facciones de una chica joven; y su pelo negro claro antes ondulado, le caía sobre la espalda, revuelto, con algunos bucles y más oscuro. Había adelgazado, a causa de que no le gustaba el pudín y muchas veces lo ponían para comer y cenar, también se había vuelto más pálida porque allí no brillaba mucho el sol; pero sin contar su físico, seguía teniendo esa personalidad que tanto me gustaba de mi amiga.

Yo también había crecido, mis ojos grises se habían aclarado, mi pelo, antes rubio tiznado, también se había vuelto más claro; y al contrario de Viana, me encantaba el pudin, pero también estaba delgada por no comer lo suficiente.

VIANA:

Le conté a Luna lo que Thomas y Dayana me dijeron sobre Ashley, la mejor amiga de Hannah; se había enfadado porque ella quería que Ashley hiciera el castigo que la habían puesto por robar a mi amiga , pero se lo negó y se chivó al director Abdol para que le pusiera otro castigo por eso.

—Se lo tiene muy bien merecido —dijo Luna en tono satisfecho.

—Aunque me da pena por Ashley, sin ella, está sola; podríamos intentar amigarnos con ella, ¿No te parece? —pregunté dudosa.

—Está bien, pero no esperes que consigamos algo —aceptó a regañadientes.

Se lo comentamos a Dayana y a Thomas, y dijeron que les parecía bien y que iban a participar en ello.

—Lo primero es encontrarla, porque no sabemos en qué clase está,

lo segundo es provocar compasión en su interior, para que se ablande y acepte la propuesta que le haremos después, lo tercero es...

—Déjalo Thomas, se lo preguntamos y ya está, si dice que no, peor para ella.

Él dejó de hablar con un fingido enfado, pero no le hicimos caso. Ahora tenía que ir a biología.

Me encontré a Luna en el descanso para la comida, o como lo llamamos nosotras, el recreo. Tenía un rostro demacrado, por lo que sabía que estaba triste.

No nos olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora