Cerré los ojos por un breve instante antes de entrar a la ruta nuevamente. Lo que sentía por Sophia no tenía nada que ver con los sentimientos hacia un hermano. Quizá había llegado el momento de reemplazar a Sophia. ¿Cuánto tiempo más podría compartir mi vida con ella, amarla y mantenerme inmune a ella? Inmune a ella... ¡que gracioso!
Así seria. Pasaríamos un hermoso día juntos y, a al regreso, pondría un aviso para contratar una nueva niñera. Preferible, alguien mayor de sesenta. Tomar esa decisión me ayudo a relajarme. Podría hacerlo; una pocas semanas más con la mujer más perfecta que había conocido. Ella tenía razón al decir que el amor para toda la vida si existía, pero había renunciado a él al casarme con Regina.
Cuando llegamos al rio Cumberland, Sophia exclamo:
— ¡Es maravilloso! —y me sonrió de tal manera que lo hizo aún más maravilloso aun.
—Todavía no has visto nada. Espera a que subamos al Queen of Clarksville para hacer una excursión por el rio a la puesta del sol. Pienso que te va a gustar.
El día transcurrió de manera perfecta. Caminamos por la orilla del rio y encontramos el lugar perfecto para hacer el picnic nocturno. Después de cenar, Sophia tocó lo guitarra y todos cantamos las canciones preferidas de los chicos de la escuela dominical. Luego caminamos de vuelta al automóvil y guardamos todo antes de abordar el Queen of Clarksville.
Encontramos un buen lugar en la cubierta superior, donde Sophia se recostó sobre la baranda, con la espalda al sol para poder vigilar a Thomas y a Abigail. Una corta distancia nos separaba y cantamos "rema, rema sin parar"
—Date vuelta—dije.
— ¡Henry! —se dio vuelta para ver lo que le mostraba.
El sol se ponía en el horizonte y el rio parecía fuego líquido. Me acerque y me pare detrás de ella, y al darse vuelta, el sol se reflejaba en su pelo. Sin pensarlo, extendí mi mano y acaricie su sedoso cabello. Mis dedos se entretejían en su cabello castaño. Nuestras miradas, medio asustadas y medio incitantes, se cruzaron.
—Sophia—mi voz dejo escapar un sonido estridente y ronco. Al bajar la cabeza para saborear sus dulces labios, me enfrente con una batalla interior. Una voz me tentaba "¿estás loco?" Mientras que otra decía: "esta vez; solo por esta vez cubre lo que sientes al abrazarla. Luego puedes mandarla de vuelta a California"
La vista desde el barco era increíble, pero el beso que me dio Henry me quito todos los pensamientos de la cabeza. Fue un beso suave y tierno, exactamente como esperaba. Al terminar, Henry dejó de abrazarme. Su mirada era tierna y cálida y una leve sonrisa acariciaba sus labios.
—Eres hermosa—me susurro al oído y nuevamente me acaricio el cabello.
De alguna manera, sabía que vendría un pero. Sentí que él se apartaba. ¿Fue tan malo el beso? Desde mi punto de vista pareció perfecto.
—Sophia, fue un error besarte.
¿Cómo podía llamar error al mejor momento de mi vida? Me aparte de su lago y trague con dificultad. Lágrimas de desilusión comenzaban a llenarme los ojos. Tenía que alejarme antes de que comenzaran a caer. Me dirigí al baño en el piso inferior. El me llamo, pero seguí mi camino hasta estar segura, encerrada en el baño.
La tormenta comenzó y las lágrimas cayeron como lluvia del cielo. ¿Que había salido mal? ¿Cómo podría estar de nuevo delante de él? Finalmente los rabiosos sollozos se transformaron en profundo dolor.
Me di cuenta de que el transcurso de mi estadía, cuidando a sus hijos, orando por él y alentándolo, había comenzado a amarlo... no como amiga, ni como hermano, aino como una mujer ama a un hombre. Lo amaba con un profundo amor surgido de la amistad, el respeto y la admiración. Tabeen amaba profundamente a sus hijos.
— ¿Sophia? —Henry llamo a la puerta del baño— ¿Podemos hablar? —mi cara se llenó de calor al imaginarme la escena que sería para Henry; encerrada allí porque él me había rechazado.
—Luego—conteste confiando en que mi voz sonaría normal.
—Está bien. Los chicos y yo estaremos en la cubierta superior, esperando que te reúnas con nosotros.
—Gracias.
—Bueno... te veré luego—escuche inseguridad en su voz.
Aguarde unos minutos y luego busque un asientoen un rincón obscuro en la cubierta inferior. El sol ya se había puesto peroaún quedaban los reflejos de su luz... al igual que nuestro beso, habíaterminado pero el recuerdo de sus labios seguía latente. Ahora todo entrenosotros sería diferente. Me entristecía esa realidad.
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No te dejaré©
RomanceHenry Crawford un joven viudo, atormentado por su pasado, lucha por encontrar el perdón con la ayuda de Sophia Harris. Y vuelve a amar. Venid a mi todos los que estais cansados y cargados y yo os hare descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprend...