Segunda Parte

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—¡ChanYeol, necesito tu altura, aquí y ahora! —el repentino grito agudo de BaekHyun sacó a ChanYeol de su profundo temario de la música del Romanticismo y le sorprendió por un momento. Alejó la silla de su escritorio para poder levantarse y caminó con parsimonia por el pasillo.

—Acabas de desconcentrarme, Baek. ¿Qué quieres? —la voz del menor resonó en la cocina y BaekHyun dio un saltito en su sitio y se giró para señalarle la estantería de un armario como un niño pequeño.

—Lo siento, no llego para coger la bolsa de galletas de chocolate —se le escapó una pequeña sonrisa apenada por haber molestado al alto mientras estaba inmerso estudiando. Esa fue la primera norma que establecieron cuando BaekHyun se mudó con él una semana atrás. No molestarse entre sí mientras estaban con la nariz dentro de los apuntes—. De verdad que lo siento, pero mi cerebro necesita ese chocolate, ChanYeol, tal vez si me lo alcanzas, pero solo tal vez, te dé una galleta, ¿vale? —le estaba intentando compensar con una mísera galleta de chocolate, y lo más triste de todo eso es que lo había conseguido.

Tras un pesado suspiro, ChanYeol utilizó su perfecta y práctica altura para tomar el paquete de galletas que su amigo tanto anhelaba, no sin aprisionar su menudo cuerpo contra la encimera para molestarle.

—Sí, g-gracias —la cercanía a la que BaekHyun se sintió sometido cuando su amigo se acercó con tanta agilidad, cerrándole las posibles vías de escape, le hicieron sentirse algo cohibido e incómodo. No estaba acostumbrado a compartir ese tipo de cercanía con alguien que no fuera una pareja o un amante, mucho menos con ChanYeol—. Delicioso —abrió casi con ansiedad el paquete de galletas en cuanto cayó en sus manos, olvidando el sentimiento extraño previo—. ¿Quiefes funa? —tomó una galleta que sujetó con su boca para mantener el paquete abierto y sujeto ante ChanYeol para que cogiera una, no obstante, su plan no fue el que el menor llevó a cabo.

—Cómo no, ya que me has hecho salir a cogerlas para ti —tras sus palabras, posó su mirada en el envoltorio de plástico y después en BaekHyun, entonces se aproximó lo suficiente como para rozar su nariz con la del mayor, y darle un mordisco a la galleta que BaekHyun sujetaba con sus dientes—. Deliciosa, ahora, me vuelvo a estudiar. Gracias por la comida —caminó con una sonrisa hasta la puerta, masticando la galleta y disfrutando interiormente de la expresión sonrojada y confusa que su mejor amigo le había puesto al morder la galleta de sus labios.

—¡Yah, ChanYeol! ¡Idiota! —su tono de voz desde la cocina le había dejado claro al menor que había conseguido su propósito de fastidiarle por haberle desconcentrado, y ya de paso, había logrado desorientarle por su acción improvisada.

Los últimos días ChanYeol se había dedicado a molestar a su mejor amigo con ese tipo de bromas, poniéndole en evidencia con sonrojos salvajes y expresiones alteradas, y a la vez deleitándose con la sensación de electricidad cuando estaba cerca de él. La cercanía de cada uno de esos momentos solo hacía que ChanYeol se confundiera más y que comenzara a tener pensamientos poco puros con el mayor de los dos.


Crazy Roommates ↬ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora