Tercera Parte

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El último sábado antes de los exámenes, una fiebre repentina y una tos seca dejaron a BaekHyun para el asilo, y no pudo moverse en todo el fin de semana, mucho menos estudiar.

—¿Baek? ¿Estás mejor? —ChanYeol entró preocupado en el cuarto del mayor con un paño húmedo en una mano y un vaso de agua en la otra, no le gustaba nada ver a BaekHyun enfermo. Siempre que lo estaba, perdía su vitalidad y felicidad habitual como una flor que se va marchitando poco a poco—. Te he traído agua y un paño —abrió la puerta del todo y entró a paso lento, acercándose a la cama.

—Gracias, Channie —lo único que iluminó la estancia en penumbra fue la débil sonrisa que BaekHyun emitió cuando su mejor amigo puso el paño sobre su frente. La situación hizo que el menor se sintiera culpable hasta por algo que no era culpa suya.

—Si necesitas algo más, no me iré lejos. Voy a ir a hacerte una infusión que me hacía mi madre cuando estaba enfermo y que de verdad cura todos los males. Ahora vuelvo —le dio una última sonrisa antes de desaparecer por la puerta para ir a prepararle dicha infusión, y caminó a paso rápido hacia la cocina. Al menos podía aliviarle un poco el dolor de cabeza y de garganta para que al día siguiente no se sintiera como si un camión le hubiera pasado por encima.

—Aquí estoy otra vez —ayudó al castaño a incorporarse para facilitarle las cosas a la hora de tomarse la infusión, y cogió el vaso con cuidado para darle de beber. Una vez terminó, hizo un sonido de gusto y cerró los ojos mientras se relamía.

—Gracias, de verdad. Me siento mucho mejor.

—No hace falta darlas, te dejaré descansar y luego vendré a verte —tras el asentimiento de cabeza, ChanYeol volvió a retirarse e intentó aprovechar un par de horas para repasar el temario del primer examen que tenía esa semana.

Trató de concentrarse lo máximo que pudo, sin embargo la mitad de su cerebro estaba muriéndose de preocupación por BaekHyun al otro lado de la pared. También era mala suerte que justo enfermase a dos días del primer examen.

—He vuelto —cuando estuvo dentro de la habitación, BaekHyun ya no estaba tirado en la cama como si fuera un cadáver, al menos había podido incorporarse y sentarse contra el cabecero para beber agua—. Veo que mi infusión ha hecho su magia.

—Sí, gracias, definitivamente me siento mejor —lo decía con su típica sonrisa honesta de siempre, y con los pómulos nadando en rojo cereza. ChanYeol se sintió culpable por querer mordisquearlos un poco. Su mejor amigo era increíblemente adorable.

—Pero creo que la fiebre aún sigue alta —caminó hasta el borde de la cama y posó su mano sobre la frente húmeda del mayor, contrastándola con su propia temperatura corporal—. No ha bajado, Baek. ¿Te duele la cabeza? —el mencionado asintió y ChanYeol frotó su sien estresado por la situación. No podía permitir que la fiebre siguiera subiendo o terminarían en urgencias—. Ven, tienes que darte una ducha —antes de que pudiera replicar, o al menos intentarlo, ChanYeol le destapó y le ayudó a ponerse en pie, siendo consciente de que no podía hacerlo por su propio pie.

—¿Piensas quedarte aquí? —una vez en el baño, el menor comenzó a desvestir a BaekHyun con cuidado para no provocarle un mareo por la fiebre, pero el mayor no estaba por la labor—. ChanYeol.

—Obviamente, BaekHyun. Si resbalas y te caes en la bañera me sentiré culpable toda mi vida. Ahora, no seas crío y deja que te quite la ropa, no tienes nada nuevo para mí —las palabras de ChanYeol le hicieron sonrojar como un tomate, tenía sentido sí, lo que pasaba es que era BaekHyun el único que iba a estar desnudo y débil frente a ChanYeol—. Por favor, Baekkie.

Tras unos segundos, el más bajo suspiró con pesadumbre y se dejó hacer, todo fuera por bajar la fiebre y acabar con ese dolor de cabeza que le estaba provocando la alta temperatura.

ChanYeol pasó la camiseta del mayor sobre sus brazos, viendo la piel de su pecho igual de colorada que su rostro. Parecía un pequeño cachorrito asustado, y lo único que ChanYeol quiso hacer fue tomarlo en sus brazos y acariciarle hasta que se sintiera mejor.

La parte más difícil para el moreno fue cuando tuvo que quitarle los pantalones del pijama y los calzoncillos. Era inevitable que su mirada se desviase por lugares poco pudorosos a través de todas las curvas y surcos del cuerpo de su mejor amigo.

«Por ese camino no, ChanYeol. Está enfermo, por el amor de Dios». Tuvo que parpadear varias veces para no quedarse mirando fijamente el delicado y suave trasero que tenía ante él.

Eso, por no mencionar otras zonas de su cuerpo que tampoco se quedaban atrás.

—¿Piensas ducharme también? —al menos había un tono sarcástico en su voz que hizo sonreír a ChanYeol porque significaba que algo mejor se sentía.

—¿Quieres que lo haga? —le siguió el juego y sujetó el borde de su camiseta con la intención de quitársela para meterse con él, no obstante antes de que pudiera mover un músculo, BaekHyun se puso más rojo aún y cerró la cortina a la velocidad de la luz.

—¡No hace falta! —ChanYeol sonrió para sí mismo y se sentó sobre la tapa del váter a esperar a que saliera.

—¿Aún sigues aquí?

—Sí, BaekHyun, sigo aquí. Y no me marcharé hasta que vuelvas a estar con el pijama puesto, así que cuanto antes termines, antes te dejaré en paz —lo siguiente que se escuchó fue un quejido muy bajito y el agua de la ducha un poco más fuerte. Ahí volvía a estar el legendario orgullo de BaekHyun.



Crazy Roommates ↬ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora