Séptima Parte

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Tras vestirse como una persona decente, ChanYeol salió en silencio de la soledad de su cuarto para curiosear qué hacía su mejor amigo, mientras que él se aburría tirado en su cama.

Lo único que se oía era un tarareo de parte del mayor, y posteriormente la batidora, así que el alto caminó hasta la cocina y observó el movido baile que BaekHyun estaba haciendo mientras controlaba que lo que fuera que estuviera batiendo no se derramase. Dejó la batidora a un lado y cogió el recipiente. 

—Te veo entretenido —la voz de ChanYeol logró sonar por encima del ruido, provocando que BaekHyun se asustase y que lanzase de golpe el recipiente que sujetaba en sus pequeñas manos. El cuenco rebotó en el suelo con fuerza una vez se cayó, y todo el contenido se derramó. 

—¡Por Dios, ChanYeol! ¡Casi me da un infarto! —lo que parecía chocolate se había disparado por las paredes de la cocina y parte del rostro del más bajo, que se había girado para mirarle enfadado—. Mira cómo lo has puesto todo —observó la sustancia pegajosa dispersa por todas partes, y la pequeña risa que soltó fue inevitable.

—Lo siento, lo siento, Baekkie —canturreó, caminando descalzo hacia BaekHyun, y colocando una de sus manos en el hombro derecho contrario, antes de dejar caer su otra mano en la mejilla ajena para tomar algo del chocolate desperdiciado en los labios del mayor.

Tal acto dejó a BaekHyun con los ojos abiertos en sorpresa y a la espera del siguiente movimiento de su mejor amigo.

De repente le daba igual que la cocina fuera un desastre y que el bol hubiera sido arrebatado de sus manos para ser después posado sobre la encimera a su derecha. ChanYeol se lo había quitado. Y le estaba mirando de una forma que BaekHyun no supo interpretar, o más bien, que no quiso interpretar. Parecía que fuera a abalanzarse sobre él de un momento a otro.

—V-Vale, pero ten c-cuidado la próxima v-vez —no supo qué más decir para salir de aquel silencio incómodo que se había instalado entre ellos desde que el menor le había retirado el chocolate de la boca.

—Eres demasiado adorable —ChanYeol dijo, antes de dar un paso hacia su amigo, y cambiar su expresión a una completamente seria—, y eso no es bueno —negó como si estuviera hablando consigo mismo, y avanzó más, con pequeños pasos—, porque me provoca querer hacerte cosas que no son para nada adorables —tomó las muñecas de BaekHyun para evitar que escapara de su control, y le miró con intensidad a menos de dos centímetros—, como esta —susurró, y posó sus labios sobre los contrarios con toda la posesividad que guardaba dentro de su corazón.

Al principio ChanYeol pudo sentir a través de la tensión en los labios contrarios que BaekHyun no se esperaba nada de eso, y en parte le hizo gracia, porque había estado lo últimos días jugando demasiado con él, con miraditas intensas y acciones poco discretas.

Por supuesto, no iba a permitir que se fuera de rositas; el mayor se merecía un pequeño castigo y el alto iba a ser el encargado de dejárselo claro.

Cuando llegó el momento en el que BaekHyun decidió corresponderle aún algo descolocado, ChanYeol llegó a la conclusión de que podía soltar sus muñecas y dedicarse a tocar otras partes de su cuerpo que parecían más interesantes. Como ese dulce trasero que el mayor meneaba de forma sugerente cada vez que veía que ChanYeol le estaba mirando; BaekHyun tendría la desfachatez de negar que estuviera intentando provocarle, como bien orgulloso que era, no obstante ambos sabían que lo estaba haciendo a propósito para llamar la atención de su mejor amigo.

Hacía mucho ya que no eran solo mejores amigos, el problema es que ninguno sabía en qué momento exacto comenzaron a pensar que tal vez estarían interesados el uno en el otro de forma más carnal. Hasta romántica se podría decir.

—No c-creo que deb-bamos estar haciendo e-esto, ChanYeol —después del ardiente beso, la voz de BaekHyun salió como un murmuro algo grave, sin fuerza y en el fondo, sin ganas de ser pronunciado.

Mientras su amigo hablaba, o lo intentaba, el alto se dedicó a deslizarse por su cuello con boca deseosa y lengua traviesa, tratando de hacer que BaekHyun se desconcentrara y que no pensara demasiado. Y lo mejor es que lo estaba consiguiendo.

—No niegues algo que ambos estamos deseando, Baekkie —separó sus labios de BaekHyun un segundo para poder hacer la declaración definitiva que terminaría con la conversación durante el resto del día.

Con sus largos dedos arremolinándose en la nuca del mayor, ChanYeol chocó sus bocas de nuevo para acallarle y poder disfrutar del momento sin tener que pensar en remordimientos o el arrepentimiento.

Tomó las caderas de BaekHyun con sus manos y le sujetó para que enganchara sus piernas alrededor de su cadera con fuerza para no caerse, después, entre choques contra las paredes y besos que les consumían poco a poco, caminaron hasta la habitación de ChanYeol.


Crazy Roommates ↬ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora