Capitulo tres

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Unos golpes insistentes en la puerta le obligaron a levantarse. Fue mascullando entre dientes hasta que abrió. Siendo ciego debería preguntar al menos quien era, pero solo había una persona capaz de ser tan pesadito golpeando su puerta.

-Niñato, que brasas –dijo despectivo abriendo, aunque sonrió.

Sin previo aviso sintió las grandes manos del otro coger sus mejillas y unos cálidos labios masajeando los suyos, con dulzura.

-Hola, Ruki. Que bien que no lleves las gafas –el aludido sintió dos besos sobre sus párpados, ya que cerró los ojos en cuanto el otro mencionó lo de las gafas. Ni cuenta se había dado. Golpeó las manos que estaban en sus mejillas para que Reita le soltase.

-Ay niñato, no te pongas marica que es muy temprano ¿Qué coño haces un sábado por la mañana en mi casa? –preguntó dirigiéndose al sillón, escuchó a Reita seguirle.

Koron salió a saludar al intruso, un intruso al que ya se había acostumbrado, así que subió sus patas delanteras a las piernas de Reita para que éste le alzara y le hiciera mimos. Y eso hizo el rubio malteñido. Con el perrito en brazos se sentó al lado del escritor.

-Te he preguntado, niñato –le recordó.

-Ay si, perdón. Quiero que pases el día conmigo –Reita lo dijo seguro, aunque sabía que el otro se negaría y empezaría a burlarse de él.

-Niñato, pasamos una noche juntos y ya quieres hacer planes románticos. Que previsible –se mofó, Reita puso los ojos en blanco. Ya se esperaba eso.

-No es por que me haya enamorado. Solo quiero pasar un día contigo. Aunque alomejor el que tiene miedo de enamorarse eres tú y por eso no aceptas la cita –sonrió con suficiencia.

-No me hagas reír, niñato. Si te crees que con esa psicología de niño de cinco años me vas a convencer lo llevas claro –siguió el otro impasible.

-Un niño de cinco años haría esto "Por favoooor Ru-chaaaan, ven conmigo, por faa" –y diciendo aquello agarró la sudadera azul del otro, tironeando mientras adquiría un tono de lo más infantil.

-Si me vuelves a llamar "Ru-chan" me comeré tu corazón –el mayor no pudo evitar reírse mientras lanzaba su amenaza. El menor dejó a Koron en el suelo.

-Ven a pasar el día conmigo –Ruki se estremeció cuando el aliento del menor chocó con su oído al haberse acercado éste a susurrarle – y seré yo el que te coma lo que quieras –Reita se alegró de que el otro no pudiera verle, pues sus mejillas habían adquirido un rojo demasiado intenso mientras decía aquello.

-Que sucio, niñato. No esperaba eso de ti –se rió el rubito.

-Vamos, Ruki. Ven. No me hagas pasar más vergüenza –pidió Reita desesperándose.

-Que no niñato. Que me apetece estar en mi casa, vagueando y viendo películas –Reita le miró raro.

-¿Hay películas para ciegos? –preguntó. Ruki se golpeó la frente con la mano y comenzó a reír como loco.

-Que idiota eres, niñato –sin previo aviso, se le tiró encima, acorralando al menor contra el sillón – Pero eso es lo que me encanta de ti –y diciendo aquello llevó su mano hasta el rostro de Reita, tanteándolo con delicadeza hasta llegar a sus labios. Una vez localizados, bajó los suyos, para unirlos en un dulce beso, mientras su mano se movía para acoger aquella mejilla que ardía.

-Pasa el día conmigo –dijo Reita en un jadeo al acabar el beso.

-Vale, tomatito –se burló Ruki pellizcándole el moflete.

Blind LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora