Mierda, Takanori, mierda, mierda. Eres un cobarde. Se levantó palpando la cerradura, pero era incapaz de atinar con la llave debido al temblor de sus manos.
Una semana había dejado Reita que pasase, la peor semana de su vida. No había llorado, no podía hacerlo pues no asumía que Ruki no quisiera verle más. No había comenzado su duelo, pues no se había creído las palabras del otro.
Una semana le había dado para que le extrañase, tanto como él le extrañaba. Una semana, y se encontraba de nuevo ante aquella puerta. En su pecho se arremolinaban un sinfín de sentimientos. Inspiró hondo y llamó. Esperó paciente, pero no obtuvo respuesta. Volvió a llamar, con insistencia. No tenía nada que perder, pero tenía todo por ganar. Ansiaba volver a verle, ansiaba que acudiese a abrirle sin las gafas puestas, llamándole "niñato" y espetándole que era un pesado, para luego lanzarse a sus brazos y besarle con pasión, pero con delicadeza, solo como él sabía besarle. Ansiaba todo eso, y cuando escuchó pasos, su corazón se detuvo escasos segundos, para comenzar a latir con fuerza.
La puerta se abrió y su cuerpo comenzó a temblar.
El alma se le cayó a los pies cuando observó quien le había abierto. Un hombre, con el cabello castaño claro, peinado juvenilmente con las puntas hacia afuera, con una sábana anudada a la cintura y luciendo una expresión molesta. Tenía un torso definido y unos brazos bastante musculados.
-¿Qué querías? –preguntó enarcando una ceja al ver la expresión incrédula de aquel extraño chico con una bandita en su nariz.
-Verá...y-yo –Reita se interrumpió, dando un paso atrás y mirando el número de la puerta, sí, era el correcto – Venía a...Creía que aquí vivía alguien a quien quería ver –tartamudeó, no podía pensar con claridad, su pecho dolía demasiado.
-Pues aquí solo vivimos mi pareja y yo –se encogió el otro de hombros.
-¿Desde hace cuánto? –Reita necesitaba saberlo.
-¿Por qué crees que te voy a contestar a eso? –preguntó aquel hombre en tono burlón, aunque una enorme sonrisa se dibujó en sus labios. Le salía un hoyuelo en una de sus mejillas, incluso en la situación en la que se encontraba Reita no pudo dejar de advertir lo hermosa que era esa sonrisa.
-Lo siento, señor, perdón –comenzó a inclinarse avergonzado. A aquel desconocido se le ablando el corazón al ver a un joven tan educado y que parecía tan descolocado.
-No te disculpes. Si creías que esa persona que querías ver vivía aquí es normal que estés así. Mi pareja y yo llevamos viviendo aquí tres años –dijo sonriendo y apoyándose en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho.
-Wow, tres años en pareja –musitó el menor para él. Su corazón no podía encogerse más.
-No, no, tres años viviendo aquí. Llevamos doce años siendo pareja –Reita estuvo a punto de desmayarse.
-Ah, que bien. Me a-alegro por vo-vosotros –no sabía como salir de aquella.
-¡¡¡KAI!!! –escuchó la voz del escritor proveniente del interior de la casa.
-¡¡¡YA VOY, TAKA!!! –contestó el tal Kai ampliando su sonrisa. Se volvió hacía el extraño joven –Bueno, espero que encuentres a esa persona. Cuídate.
Reita hizo una inclinación y se marchó de allí con su cabeza bullendo furiosamente y su corazón pesando como si se hubiese convertido en mármol.
En el interior de la casa del escritor.
-¿Quién era, cariño? –preguntó Ruki desnudo entre las sábanas de la cama.
Kai había vuelto después de un mes promocionando su último libro. Además de su novio, era su editor. Estaban besándose en la cama y haciéndose carantoñas cuando la puerta había comenzado a sonar con insistencia, Ruki sabía quien era. Habría puesto su mano en el fuego. Pero en vez de ir él, prefirió que fuese su novio. Aún no entendía el porqué de esa decisión. Lo más seguro es que fuese descubierto, pero no hizo nada por impedir que el otro se levantase para ir a abrir.
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Blind Love
FanfictionObra original de "Pasión Yaoi" (Alba) publicada en Amor Yaoi. Ruki se sentía desbordado por todo lo que estaba ocurriendo. De verdad que nunca se había planteado que algo como aquello sucediera, de hecho cuando había descubierto que lo del trabajo...