Al fin, después de tantos meses, podría verle, al fin...
Todos murmuraban en voz baja, se habían quedado helados cuando habían visto a su adorado escritor llegar al pedestal, donde habían colocado una mesa con micrófonos, ayudado por un bastón y con unas gafas de sol calzadas, tapando su hermoso rostro. Contestó a las preguntas de los periodistas, tranquilo, aunque en el fondo de moría de ansiedad. Aquella aparición pública solo tenía un objetivo: que Reita pudiera encontrarle. Había meditado mucho, muchísimo, se había adaptado a su nuevo hogar, los moratones que tenía en sus piernas y algún que otro chichón en su frente que ya había desaparecido lo ameritaban. Se había dado la oportunidad de extrañarle y, vaya si lo había hecho, le había extrañado demasiado, tanto que creyó volverse loco.
-Y ahora, Takanori Matsumoto nos leerá algún extracto de su nueva obra –Ruki agradeció que Kai no hubiese venido, aún recordaba los gritos y los insultos que le había dedicado por teléfono cuando le había pasado el borrador de su nuevo libro.
El escritor se levantó y, hastiado, aceptó el brazo de una azafata que le dirigió hasta un soporte, donde habían puesto un micrófono y había colocado su propia obra en braille. Respiró hondo, rezando interiormente por que Reita estuviera allí.
-Antes de leer nada, quisiera decir que este libro es el más personal que he escrito. No tiene una trama plagada de misterios ni de suspenso, como suelo acostumbrar. Esta vez he querido escribir una sencilla historia de amor. Pero es personal ya que, tiene bastante de autobiográfico. Y, al contrario de lo que podáis pensar, yo represento al protagonista que no es ciego –todos rieron ante la gracia de su adorado escritor, nadie sabía de su ceguera y se alegraban por aquel hombre que se tomaba su invalidez con humor y hasta era capaz de bromear acerca de ella. Si supiesen lo que había cambiado...y por quien...
-"Ruki se sentía desbordado por todo lo que estaba ocurriendo. De verdad que nunca se había planteado que algo como aquello sucediera, de hecho cuando había descubierto que lo del trabajo del chico era una patraña, había decidido echar de su vida a aquel joven. Por eso le costaba procesar el hecho de que estaba allí, muerto de deseo por aquel niñato, aquel dulce y encantador niñato desnudo bajo sus manos." –todos los presentes emitieron un sonoro "Aww" al escuchar la voz grave y aterciopelada del escritor leyendo aquello, y el corazón de uno de ellos estuvo a punto de salirse de su pecho. Reita había leído el libro sentado en una de las cafeterías de aquel centro comercial, mientras esperaba ansioso a que las horas pasasen para que llegase la firma de libros. No sabía cuantas lágrimas había derramado, aún no podía creer que Ruki hubiese escrito "su historia" con tanta fidelidad, con tanta exactitud, sentía que él mismo había escrito algunas palabras de ese libro ¿Tan bien le conocía el escritor? ¿Tan obvio había sido en cuanto a sus pensamientos y sentimientos?
Pero ahora, escuchándole a él, viéndole a él, leyendo aquello...era demasiado...sentía que se moría de felicidad...sentía que se ahogaba lejos de él. Necesitaba acercarse y abrazarle y besarle y...le necesitaba.
- "-Por que es lo mejor. No podemos estar juntos. No quiero que estemos juntos. De verdad te agradezco que me hayas hecho pasar unos días tan buenos. Eres un chico excelente, educado, cariñoso y tierno. Podrás tener al que quieras...
-Te quiero a ti –le interrumpió.
Ruki cerró sus ojos, que había mantenido abiertos durante toda la conversación. Su corazón latía demasiado pesado, su garganta se cerraba. Pero no podía mostrarse débil ante Reita, él debía acabar con aquello. Lo sabía. Pero necesitaba que el menor se fuese ya, si no se rompería allí mismo, si no le invitaría a su casa y estaría perdido, volvería a hundirse en la paz y la calidez que ese niño le había brindado."
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Blind Love
FanficObra original de "Pasión Yaoi" (Alba) publicada en Amor Yaoi. Ruki se sentía desbordado por todo lo que estaba ocurriendo. De verdad que nunca se había planteado que algo como aquello sucediera, de hecho cuando había descubierto que lo del trabajo...