Capitulo siete

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El fin de semana había sido un auténtico suplicio para Reita. Dos días sin ver al escritor, después de lo que había pasado entre ellos. Se daba perfecta cuenta que se había obsesionado con el mayor. Pero no le preocupaba, no era una obsesión enfermiza, nada tenía que ver con que Ruki fuese un escritor de éxito. Se había obsesionado por que le amaba y sabía que el otro sentía algo por él, por que se negaba a renunciar a ese hombre, por que se negaba a no ser feliz a su lado.

El lunes llegó temprano, ocupando su puesto, saludó a los vecinos con más amabilidad de la que nunca le habían visto. Estaba conversando animadamente con la vecina del primero, la que les había interrumpido a Ruki y a él el viernes en la tarde, cuando Kai y Ruki entraron en el portal. Ambos venían sonrientes, aunque era una sonrisa algo forzada, pensó Reita ignorando por completo a aquella hermosa muchacha.

-Hola Rei-kun, se te ha echado de menos el fin de semana –saludó Kai amablemente. La vecina les saludó mirándoles algo enfadada por interrumpir el momento con el portero. Ruki también la saludó, de manera cordial. Reita sonrió al ver que el escritor ni siquiera se molestaba en ser agradable con el resto del mundo, solo educado. Kai sonrió con malicia mirando a la muchacha, se percató a la perfección de que a ésta le gustaba el joven portero. Decidió incordiar un poco, odiaba que los heteros nunca se dieran cuenta de las cosas.

-Oye, Rei-kun ¿estás libre esta noche? –preguntó. La pregunta impactó por igual a los otros tres presentes.

-Esto...no lo se... -respondió el aludido bastante cortado.

-Era por si a tu novio –remarcó esas dos palabras – y a ti os apetecía tomar algo en nuestra casa –siguió sonriendo pletórico. La chica abrió la boca, tapándosela con la mano y miró a Reita acusadoramente. Ruki, que a pesar de ser ciego, era más perspicaz que nadie, escuchó el ruidito asombrado y ofendido de su vecina, y comenzó a reír al percatarse de lo malo que era su novio, eso adoraba de él.

-Pues, no se, le llamo y le pregunto –contestó Reita sonrojándose y sin entender por que aquella chica le miraba así. Y mucho menos entendió cuando se fue con aire indignado sin despedirse siquiera. Miró a Kai como si se hubiese perdido algo.

-¿Pero qué he hecho? –preguntó preocupado.

-Que bobo eres, niñato –se burló Ruki.

-Esa chica estaba ligando contigo –explicó Kai riéndose también.

-¿Qué? –preguntó el menor sin creer ni una palabra – No, no, que va. Solo estaba siendo amable conmigo –dijo sonrojado hasta la raíz.

-Dime, por favor, que ahora mismo está como un tomatito –le dijo Ruki a su novio señalando a donde sabía que estaba Reita.

-Totalmente –contestó Kai riéndose más fuerte. El rubio malteñido solo se sonrojó más al escuchar "tomatito" de los labios del escritor, aún recordaba las ocasiones en las que le había llamado así y lo cálido que lo había sentido.

-No os burléis de mí, yo no estoy acostumbrado a estas cosas –se quejó el menor cruzándose de brazos, sintiéndose idiota delante de esos dos que no dejaban de reír.

-¿No estás acostumbrado? Pues no eres nada feo, Rei-kun –siguió Kai.

-Oi, oi...que me voy a poner celoso –le palmeó Ruki el brazo.

-No, es en serio. No es feo. Mira –y cogiendo la mano de su novio, de improvisto, la llevó por encima del mostrador. Ruki dejó de reír al instante, y su corazón y el de Reita se fueron de paseo – No te importa ¿no, Rei-kun? Así es como Taka ve a las personas –sonrió Kai. El otro negó con la cabeza.

-¿Le importa o no? –preguntó el escritor quien de repente parecía muy nervioso.

-Ha negado con la cabeza –dijo amablemente el mayor. Empujó la mano de su novio un poco más, hasta que quedó sobre la frente de Reita. Ambos temblaron, Kai miraba la escena encantado, recordó que aquella había sido una buena sesión con el psicólogo unos meses después del accidente, cuando Ruki exponía desesperado que le agobiaba hablar con gente a la que no ponía cara, y que pesar de coger confianza con las personas, no conseguía encontrarse cómodo por que seguían siendo unos auténticos desconocidos en su mente.

Blind LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora