Gaara

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Me desperté como todas las mañanas con el llanto de mi pequeña, apenas tenía dos meses de nacida y era toda una revoltosa cuando de su comida se trataba el asunto, me fui a la cocina, a prepararle el tetero, en eso llegó Sasori, ex-compañero de Lee.

- Hola hermosura –me dijo –hola pequeña, dilo salí tan guapa como mi oto-chan. –empezó a bromear con mi pequeña mientras la cogía en brazos.

- Por Dios Sasori, todavía queda mucho para que hable. –le dije.

- Sí –respondió –y creo saber cuáles serán sus primeras palabras

- ¿Cuáles? –le pregunté con sorna

- ¿Quién es el capullo de mi padre? –me reí de la forma tan cómica en la que lo dijo, poniendo voz de pito.

- De aquí a que ella hable considero que Lee, ya estará aquí.

- Si tú fueras mi pareja, yo ya estuviera aquí –ya volvía a empezar.

- No empieces de nuevo por favor –le pedí

- ¡Que! Ok, el paquete, bastante difícil de conseguir y la entrega ni se diga, pero yo él, me hubiera tomado un receso para venir a por ti, lleva casi un año fuera, ni siquiera sabe que es padre.

- No se lo quiero decir por teléfono.

- Ya pero, no es en esa parte en la que quiero recalcar, sino en que él, está dejando la mercancía sola, sin saber si hay merodeadores. –"ya regresaba al tema"

- ¿Y los hay? –le cuestioné molesto

- Sabes de sobra que sí –en eso se me acercó y he intentó robarme un beso, otros de los tanto que me había intentado quitar sin pedir permiso en aquellos meses

- Sasori por favor –le dije bastante sonrojado.

- Si no quieres saber la respuesta, es mejor no hacer las preguntas, sabes bien que desde que Lee y yo te sacamos de aquel hospital, te he estado merodeando. No sé qué artimaña uso Lee para atraparte, pero no es mentira que me importas y te quiero

- Para aquella época tú estabas con Deidara.

- Lo sé, pero tú sabes que lo deje por ti, también que la causa de que Lee y yo no seamos compañeros eres tú, nadie más que tú –dijo robándome otro beso.

- Para –le exigí –respétame que estoy casi casado.

- Esos lo veremos –dijo mandándome un beso con sus manos.

- Ya para y dame a mi hija tengo que darle de comer –le reclamé quitándosela de los brazos, "Sasori me confunde, pensé que había abandonado esa idea, cuando le dije que Lee y yo estábamos juntos e incluso dejo de hablarme del tema hasta hace apenas unos meses que volvió con el mismo asunto"

- Por cierto, el kiabi dice que hay un amigo en la 210, debes atenderlo –me informó

- Ok –dije

Al poco rato cuando acababa de darle el biberón a mi pequeña apareció Deidara, me dijo que a él también le había tocado un amiguito que cuidar, estorbos en el último pedido, la verdad no entiendo porque no lo mataron o lo dejaron tirados y golpeados por ahí como acostumbran ha hacer, aun así y como yo no tengo derecho a rechistar me levanté de la silla y me dispuse a ayudar con el desayuno de los "resacados". Después llevé a Leera hasta su cuna, Deidara y yo nos encaminamos en el mismo pasillo para las habitaciones, le vi ponerse la máscara y pensé que era un cuidado innecesario, aun así también me la puse y entre en la habitación.

Lo que vi me dejó anonadado, jamás creí que pudiera existir la persona que en esta situación, pudiera dormir tan plácidamente, en una cama ajena, amordazado y amarrado de pies y mano, y aun así cómodo, simplemente alucinante.

Se había movido tanto durmiendo que la corcha estaba por los suelos, eso que no creo que algunos de mis compañeros fueran tan caritativo, como para arroparlo con la manta, lo que me hace entender que el mismo desarropó la cama dormido, tenía la cabeza acomodada en la almohada y una línea de baba corría desde la comisura de sus labios, que bárbaro.

Me di la vuelta para poner la bandeja y la sopera en la cómoda, en lo que daba chance a que el estúpido entrometido se despertara.

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