Cercanias

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El sol de un nuevo día iluminaba los cabellos rubios de un muy deprimido Deidara, no había podido dormir y aun no sabía que hacer. La noche anterior había ido a la habitación de itachi como hacía todas las noches desde que el moreno había llegado hace ya tres semanas. Por primera vez pese a lo que el creyó, Itachi intentó escapar, tal había sido la confianza que al entrar en la habitación no había puesto seguro y el moreno al percatarse de ello, no dudo en atacarle para escapar. El forcejeo dejó al descubierto un tatuaje que Deidara tenía por encima de las caderas. Itachi enojado y atónito al ver aquel dibujo, le quitó la mascara al rubio descubriendo con horror el rostro del que se suponía era su pareja.

Deidara no supo que hacer, veía el rostro enojado y colérico de Itachi y sentía miedo así que salió corriendo, volviendo a trancar la puerta antes de huir del lugar.

Itachi por su parte había destrozado aquella habitación de la ira y frustración no entendía nada y eso le molestaba, ¿Qué había pasado? ¿Por qué su pareja secuestraría a su hermano? ¿Por qué lo tenía ahí? le había escuchado, lo preocupado que estaba por él, lo mal que se había sentido y no había dicho nada ¿acaso disfrutaba con su dolor y su desesperación?

Y ahí estaba él tumbado en su cama sin poder evitar que lagrimas salieran por sus ojos, por primera vez no se sentía nada orgulloso de lo que era, como haría para que Itachi le perdonase, si es que acaso esa era una opción. No entendía al cien por ciento por que debía pedir disculpas, por secuestrarle, por no avisarle o advertirle, ni si quiera él sabía que el Uchiha esta involucrado, quizás por no decirle nada cuando le vio en aquella cama amordazado o por no decirle nada durante todo este tiempo, pero acaso podía cambiar la situación, seguía sin poder decirle nada, destaparse y contarle por que está ahí o por que están todo ellos ahí, si ni siquiera tiene poder para ayudarlos.

-    Deidara -escuchó a su hermano en la puerta
-    No estoy de humor -dijo sin levantar la cabeza, no quería que notara que estaba al borde del llanto.

No escuchó mas nada y creyó que su hermano se había ido, en un instante sintió una mano acariciando su cabello y peso extra extenderse en la cama, sin pensarlo mucho abrazo a aquel muchacho y lloró en sus pecho.

-    Me vas a contar que pasa. -le solicitó -te vas a calmar y juntos buscaremos una solución, para que tu hermosa sonrisa, vuelva a adornar tu cara. ¿Estamos de acuerdo? -Deidara asintió algo más tranquilo
-    Aunque no creo haya solución -refutó
-    Todo tiene solución menos la muerte.

Deidara con algo de pena, le contó a su hermano como había conocido, hace ya casi dos años, en una fiesta a Itachi, desde el primer día que le vio le gustó, pero también se había dado cuenta de que era un conquistador y sólo estaba buscando alguien a quien llevarse a la cama y ese no sería él. Deidara aun en su rol pasivo le gustaba cazar y no que le cazasen y saberse una elección fácil, pues al moreno aparentemente le valdría cualquiera para el desfogue, no le agrada. Así que en el momento en que Itachi se le acercó, el atacó primero, le dejó claro que le gustaba, pero que esa noche no era plato de degustación.

Pasaron dos semanas coincidiendo en fiestas hasta que intercambiaron teléfonos y empezaron a verse en otras horas, para cuando Deidara había decidido dar el siguiente paso, Itachi había desparecido. Había recibido una llamada y lo dejó tirado y a medio hacer. Más de un mes pasó hasta que obtuvo noticias nuevamente del moreno, mas nunca una explicación. Con el tiempo se volvió más dulce, cariñoso y atento pero ambos tenían cosas que ocultar así que se limitaban ha hablar de si mismo y no hacer preguntas que los llevasen a revelar información que no se quiera dar.

Dos años casi de relación y lo único que conocían en el uno del otro eran sus nombres y sus sentimientos mas para ellos era suficiente, entonces había pasado todo aquello, Deidara estaba algo indispuesto y no pudo salir esa noche como se lo había prometido a su novio y este había aparecido a la mañana siguiente en su casa, habiendo sido secuestrado por su hermano.

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