—¿Cómo me veo, Sunnie? —preguntó SeokJin abultando sus labios rojizos y enredando sus dedos con las de la chica frente suyo.
—Hermoso, como siempre. —respondió besando su frente y acariciando su castaño cabello.
YoongSun se sentía feliz gracias a la rotunda decisión y cambio de opinión de NamJoon hacia SeokJin. NamJoon había aceptado casarse con Jin sin rechistar en ningún momento. Según su madre, NamJoon no había dicho ni una sola palabra en contra lo que su padre le decía y regañaba, NamJoon solo había hablado al final, afirmando el casarse con SeokJin y el afrontar las consecuencias.
Justo en ese momento, su madre le había avisado que el registro sería dentro de dos días, "Mientras más pronto, mejor" le había dicho. Y justo ese dentro de dos días, era hoy.
Cando SeokJin se había enterado de parte de YoongSun, él no lo creía. A pesar de que no tenía la más mínima idea del por qué tan repentinamente iba a casarse con NamJoon, él estaba falleciendo de la felicidad. SeokJin había dejado cada dolor o mal presentimiento sobre el moreno, y simplemente se había centrado en su próximo juicio matrimonial.
Desde ese día, SeokJin no dejaba de contar los segundos en espera de aquel día. YoongSun le había avisado como sería el registro y que no sería algo grande como siempre pintaban las películas que él siempre veía, solo la familia de NamJoon y la suya en un juicio de registro civil. Pero a pesar de que SeokJin se sentía triste por ello, se sentía satisfecho porque sabía que eso significaba ser desde ese momento una familia, una hermosa familia conformada por dos personas que se aman y un pequeño bebé naciente de ello.
SeokJin se sentía la persona más feliz del planeta.
NamJoon por otra parte, a pesar de que había aceptado, él no había visitado a SeokJin en eso dos días, no se sentía preparado para verlo, por ello había preferido esperar hasta el registro. Justo en ese momento NamJoon se encontraba en una de las joyerías más costosas de la ciudad en busca de los anillos de matrimonio junto con su madre la cual se mostraba igual de entusiasmada que SeokJin respecto al próximo hecho.
—¡Este es hermoso! Mientras el oro tenga más quilates mejor. —dijo la señora Kim señalando el par de anillos más costosos del lugar. NamJoon los miró y asintió con una leve sonrisa dibujada en su rostro—¿Qué te parece amor?
—Son hermosos. —la mujer asintió y llamó a la trabajadora con emoción. NamJoon miró los anillos de nuevo y suspiró con una pequeña sonrisa en su rostro mientras pensaba:
Vas a casarte hoy con Kim SeokJin. Aun tienes una oportunidad NamJoon, y tienes que aprovecharla.
Por otro lado, SeokJin subió al auto con rapidez y dando pequeños saltos en su asiento de la emoción. El padre de SeokJin se encontraba manejando y la madre sentada en el lugar de copiloto. SeokJin se sentía impresionado por como había tomado su madre el hecho de la "boda" entre ambos jóvenes, no se había opuesto o quejado, únicamente se había quedado callada y sin expresión alguna. SeokJin no entendía que ocurría con ella, sabía que estaba muy débil por su enfermedad y aquello podía ser la razón de su extraño comportamiento. SeokJin solo la había abrazado luego de notar como su madre había aceptado, en ese momento, Jin se había sentido con vida de nuevo, sentir a su madre contra su cuerpo era alguno que no había vivido hace años.
SeokJin extrañaba el amor de madre.
Al momento que llegaron al lugar, Jin fue regañado por YoongSun al ver como el castaño estaba a punto de correr dentro el edificio. Los padres de SeokJin bajaron del auto y entraron por igual a los menores. SeokJin se apresuró a la recepción preguntando por el registro civil para la pareja Kim. La mujer le sonrió amigable y le entregó un pequeño papelito el cual indicaba los elevadores y pasillos que debía tomar para poder llegar al salón.
—¡Gracias! —dijo el castaño despidiéndose de la mano con la mujer detrás el mostrador y sacándole una leve risa por la ternura del chico. Jin posó una de sus manos en su vientre y sonrió enternecido—Pequeño bebé, hoy me voy a casar con tu padre y tengo ganas de llorar. Lo sé, soy muy ridículo. —murmuró para sí mismo en voz baja e inaudible mientras apretaba sus labios con fuerza y acariciaba su pancita con ternura.
Caminaron y tomaron alrededor de dos ascensores para poder llegar a la planta requerida, caminaron por dos pasillos y lograron encontrar el lugar. La señora Kim tocó la puerta y esperó cinco minutos hasta que el padre de NamJoon les abriera y diera paso al gran salón lujoso.
SeokJin infló sus mejillas y buscó a NamJoon por los alrededores con sus manos temblando y su corazón palpitando con fuerza.
Y ahí estaba él.
Lo único que podía pensar SeokJin en ese momento era lo apuesto que estaba, más de lo que antes cuando había sido la última vez que lo había visto. Se encontraba con un traje negro perfectamente ajustado a su cuerpo y su atractivo y masculino porte, algo lo cual SeokJin nunca dejaría de amar.
NamJoon platicaba cómodamente con el señor el cual se encargaría del registro, hasta que aquel hombre le había sonreído y avisado sobre la llegada del castaño a la sala. NamJoon volteó sin pensarlo dos veces y miró a SeokJin a los ojos, dejando a un lado al señor el cual al parecer empezaba a hablar solo. El moreno observo como las mejillas de SeokJin se tornaban de un coloro rojizo y bajaba la mirada mientras jugaba con los dedos de su mano con ternura junto con sus labios abultados.
Lo único que NamJoon pensaba era sobre la ternura de SeokJin, y lo hermoso que se veía con aquel embarazo.
NamJoon olvidó todo por un instante, su mente se había centrado únicamente en SeokJin y en como su corazón latía con fuerza al verle de nuevo.
Estaba a punto de caminar hacia él sino fuera por el juez el cual había llamado la atención de todos para dar inicio a la pequeña ceremonia. NamJoon y Jin se sentaron juntos aun sin dirigirse la palabra, y los familiares se sentaron lugares detrás el par de sillas frente el escritorio de madera perfectamente barnizada.
—Me alegra poder estar con ustedes esta tarde y poder ser testigo de este hermoso momento. —comentó el juez con una enorme sonrisa—Lo único que tiene que hacer es escuchar lo que diré y firmar en el acta de matrimonio y listo, serán una hermosa pareja casada oficialmente. —NamJoon miró a Jin de reojo y sonrió al ver como sus manos temblaban al igual que sus labios. Tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos con los propios para poder brindarle confianza.
El hombre leyó aquel papel entre sus manos con voz alta así manteniendo atentos a todos los integrantes del salón, no tardo más de diez minutos mientras agregaba una que otra palabra y lograba llegar al punto en que todos esperaban desde que llegaron a ese lugar.
SeokJin fue el primero en firmar el papel con cuidado de no hacer mal la firma debido al nerviosísimo. El castaño pasó la pluma a NamJoon y él solo observó la hoja por alrededor de un minuto mientras releía la palabra "Matrimonio" sobre el papel.
Era su oportunidad.
NamJoon miró a SeokJin por última vez y le sonrió levemente para luego acomodar la pluma entre sus dedos y plasmar la firma sobre el papel sin pensarlo dos veces.
—Kim SeokJin, Kim NamJoon, ahora ustedes están oficialmente en matrimonio. —sentenció el juez frente ellos—Espero sean muy felices juntos.
NamJoon volteó hacia SeokJin y sacó la pequeña cajita con los anillos de su saco negro. NamJoon tomó el anillo para Jin y tomó su mano izquierda para colocarlo en su dedo anular; SeokJin con un gran sonrojo y manos temblorosas, colocó el suyo a NamJoon el cual no dejaba de verlo intensamente, volviéndolo aún más torpe a cada paso que daba.
De nuevo no dijeron nada, Jin solo prosiguió a mirar a NamJoon a los ojos y a inclinarse hacia él para abrazarlo con fuerza soportando no llorar por los grandes sentimientos de felicidad que recorrían su cuerpo.
—Gracias. —fue lo único que Jin murmuró cerca del oído del más alto el cual por igual lo abrazaba y disfrutaba de su calor corporal el cual no había sentido por más de cinco meses.
NamJoon besó la frente del castaño y enredó sus dedos en el cabello del mismo.
NamJoon pensaba que llegaría a arrepentirse al momento de firmar y colocarse el anillo, pero eso no ocurrió en ningún momento.
NamJoon se sintió feliz.