Capítulo 6

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–Anto...

–Contéstame.

–Te quiero. Te quiero muchísimo.

–Llevas evitando hacer cualquier cosa más allá de los besos conmigo desde hace unos cuantos días. –se quejó.

–Porque no podía. –dije, posiblemente, con las mejillas rojísimas.

–Mierda. ¿Estabas con...?

Asentí levemente.

–Lo siento. -me sentó en su regazo y me besó. –La próxima vez no hablaré tan rápido.

Reí en su cuello.

–¿Qué quieres hacer a la tarde? –me preguntó sonriente.

–Comer helado viendo películas acurrucada en tu pecho.

–Tonta no eres, no. –dijo Noa riendo pasando por nuestro lado.

Reímos y Antoine salió a entrenar. Le expliqué lo que había pasado con Anto y Noa rió ante mi vergüenza.

–Eres mala gente.

–Mentira. –Noa besó mi mejilla.

Me sentí observada, y al parecer, Noa también porque miró hacia atrás.

–¿No sientes que nos están mirando? –me preguntó.

–Sí.

Ambas miramos hacia atrás y volví a mi consulta. Antoine entró riendo.

–Dice el Cholo que revises el golpe del Derby.

Asentí y se tumbó en la camilla. Me senté a su lado y le masajeé la pierna mientras él acariciaba mi pelo sonriendo.

–Ha vuelto. –me dijo finalmente.

Suspiré. Él era quien me había estado observando en el pasillo.

–No quiero verle. No estoy preparada.

–Eres la fisio y está lesionado. Me parece que tienes todas las papeletas.

Acabé de darle el mensaje y me dispuse a guardar todo, pero Anto me dijo.

–¿Tienes tiempo ahora? Me duele la espalda.

Iba a contestar que sí, aunque sabía que era una excusa de Anto para estar conmigo, pero la puerta se abrió, dejando ver al Cholo y a... Mi hermano mayor. Nos separaron hace tantísimo tiempo...

–Amil. ¿Estás ocupada? –dijo el Cholo al ver que Antoine estaba tumbado en la camilla.

–No. Ya ha acabado conmigo. –dijo Anto levantándose.

Gabi seguía en shock. Supongo que ninguno de los dos estabamos preparados para reencontrarnos.

Gabi se acercó a mi cojeando y me abrazó muy fuerte. El Cholo y Anto salieron de la habitación para dejarnos intimidad. No lo pude evitar y comencé a llorar como nunca en su pecho.

–Te quiero, tato. Te quiero. Te quiero. Te he echado de menos. ¿Por qué nos separaron?

–Tranquila, tranquila. –acarició mi pelo mientras susurraba en mi oído.

Me sentó como pudo en la camilla y quitó las lágrimas de mis mejillas.

Cuando me tranquilicé, hice que Gabi se tumbara en la camilla y comencé a tratar su lesión.

–Eres buena. –dijo sonriendo y poniéndose de pie.

–Gracias, supongo. –dije sonrojada.

–Te quiero, peque. –bajó la cabeza. –Papá me dijo que habías muerto, lloré mucho cuando me lo dijo.

–Mamá no me dijo nada. Simplemente, me prohibió hablar del tema.

–Vente a vivir conmigo. –dijo firme. –O... ¿vives con Anto?

–No. Vivo sola.

–Luego te acompaño a tu casa, coges todo y te vienes a mi casa. Recuperemos el tiempo perdido.

Asentí y fui a casa de Gabi.

–¿Celebrarás con nosotros las navidades?

–Anto me había dicho de irnos a Mâcon. –me rasqué la nuca.

–No pasa nada. Tendremos tiempo para estar juntos. Pero por ahora no agrandeis la familia.

Golpeé el pecho de mi hermano entre risas y acabamos en el sofá, Gabi encima mía haciéndome cosquillas.

–Para, para. –supliqué como pude.

El timbre de la puerta hizo que me dejara en paz.

–¡Vete de aquí! –oí el grito de mi hermano.

A tu lado (Antoine Griezmann)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora