Después de que Dai se marchara, el dulce peliazul ordeno la sala. Sus ojos estaban húmedos de nuevo por los incidentes ocurridos ese día.
Apenas termino, se encerró en su cuarto. Se metió bajo las sabanas, y se quedo dormido.
En cuanto amaneció, Kairi salio de su hogar al minisuper que había a dos cuadras de su hogar. Su intención era la de comprar algo que desayunar, eso si, que pudiera compartir con su amado. Esta vez pretendía pasar un día en verdad lindo con Dai, así que, enseguida pago por sus compras, se dirigió al hogar del mayor.
Sonreía con amplitud, pues deseaba ver a Dai alegre al verle llegar con su postre preferido y poder tomar un desayuno sin esas ‹cursilerías›.
Después de caminar entre las calles de la enorme metrópoli, llego a casa de Dai.
Toco el timbre un par de veces, y, lo que no sabia, era que Dai estaba profundamente dormido. Este, al escuchar el timbre de su hogar hacer ese molesto ruido por toda la casa, grito desde su cuarto
—no me interesa comprar ninguna aspiradora o electrodoméstico—
A lo que el menor respondió
—Dai, amor. Soy yo, Kairi... traje un pastel de chocolate y arándanos para que desayunes—Al escucharlo, se levanto de su cama aun en calzoncillos y bajo a abrir la puerta. Miro al peliazul con desprecio y dijo
—¿es que no sabes que hora es? Kairi, son las ocho de la mañana... en vez de venir con tus cosas innecesarias deberías dejarme dormir tranquilo——pero amor... solo quiero que desayunemos juntos. Prometo que me iré apenas terminemos—
—tsk... esta bien... deja todo en esa mesa... iré a vestirme... no me gusta que me vean en ropa interior—
Concluyó Dai con resignación sin mostrar afecto por el chico peliazul, quien a su vez, estaba muy contento al haber conseguido una oportunidad de estar con su amado.
El postre estaba en la mesa, y junto había un par de platos pequeños en los cuales se supone que servirían el pastel. Al igual se encontraba un cartón de leche saborizada para acompañar su postre.
Kairi se sentó en el sofá a esperar a que su querido Dai regresara para comenzar a comer. Su sonrisa era radiante, demostraba auténtica felicidad.
De pronto se escucharon pasos en las escaleras seguidos de un largo bostezo... era Dai, ya con su pantalón y una camisa desabotonada que cubría parte de su torso. Se acerco hasta el peliazul para acariciar su cabeza
—dime una cosa Kai ¿por que siempre haces cosas que me disgustan...? ¿es que a caso te agrada verme enojado?—
—Pero Dai... yo no hago esas cosas... yo solo quiero estar contigo amor—Ante las palabras del menor, Dai le tomo de la barbilla halándolo hacia el. Le miro a los ojos y lentamente comenzó a besarlo. Sus labios devoraban la boca del peliazul, quien, sorprendido, cerro los ojos tratando de concentrarse en seguir aquel amoroso beso.
Sus delgados brazos rodearon el cuello del mayor aferrándose a el con amor. Al separarse del beso, ambos estaban agitados por la falta de aire, ya que el beso duro algunos minutos. El peliazul coloco sus pálidas manos a los lados sobre las mejillas de Dai... mirando esos brillantes ojos que tanto le cautivaban.
El mayor, lo separo con un leve empujón, y haciendo a un lado su fleco de cabello, dijo en tono serio... apenado
—escucha Kai... lamento lo que paso el día de ayer... pero... el problema es tu actitud infantil e inmadura. Me desespero de ser novio de un niñato que no sabe controlarse... soy tu novio, no tu niñero—
El peliazul bajo la mirada mientras suspiraba profundo. Llevó su mano al hombro de Dai, y respondió con calidez
—lo siento amor... yo no sabia que eso te disgustaba... yo solo quería mostrar cuanto te amo Dai... sabes que eres lo único que me queda en la vida—
Dai al escucharlo entre cerro los ojos con disgusto, suspiro con pesadez y se puso de pie
—de nuevo estas haciéndolo... ¡deja de actuar como un tonto! ¡me sacas de quicio!—
Le tomo del cabello, con rabia para levantarlo del sofá y agitar su cabeza. Lo hizo quedar cara a cara para decirle de manera fría
—largate de mi casa... ahora...—
Aun tomándolo del cabello, lo llevó a la puerta principal para lanzarlo a la calle
—y llevate esto... ya no tengo hambre—
Al suelo arrojo el pequeño pastel que con tanto amor había regalado Kairi a su novio..
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Caricias... (Yaoi)
FanfictionA veces el amor no es eso lindo que hace a las personas vivir una experiencia de felicidad. A veces, puede ser dañino, causar heridas bastante dolorosas si vienen de parte de la pareja. Este pequeño relato, contara el como un joven uke amoroso, tier...