Caja de música

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El accidente se registró a las 3:38 AM en el kilometro 3.2 de la carretera principal dejando un saldo de 4 heridos y 2 muertos, Aibek y Aiday Altin la custodia legal de su hijo fue asignada a su único pariente vivo.

¿Cómo le explicas a un niño de cuatro años que sus padres están muertos, que no los vera más, que las caricias y besos de mamá solo sarán tristes recuerdos que olvidara con el tiempo, que los abrazos y juegos con papá terminaron y no habrán más?

El pequeño Otabek tuvo que escuchar esas horribles palabras y aunque no entendió ni la mitad de la explicación una cosa le quedo clara, ahora el estaba solo.

Los días pasaban en la residencia de la familia Katsuki y todos hablaban del niño de ojos y cabello negro de piel apiñonada que vagaba melancólicamente por los pasillos, se escondía en los rincones y en las noches su llanto hacía eco en los corazones de quien escuchara.

Yuuri no entendía porque Ota no quería jugar o hablar tampoco quería galletas o dibujar con los lápices de colores, no le gustaba verlo triste o llorando por eso le pidió un favor especial a su mamá, esa noche lo invitaría a dormir en su cuarto.

Fue un poco difícil convencer a Minako ya que insistía en que no era buena idea y que el menor se negaría, pero Yuuri tenía una misión y no iba a fallar, así que con ayuda de su fiel amigo Vicchan fueron en busca de su presa. No tardaron mucho en encontrarlo escondido entre los arbustos en el jardín, Yuuri lo invitó de forma amable pero no obtuvo respuesta por lo tanto recurrió al plan b.

-Vicchan al ataque- Gritó alegre y como el perro ya conocía todo el plan comenzó a ladrar y perseguir a Ota hasta llegar al cuarto de su amo, una vez allí se escondió entre las cobijas y Yuuri sonrió feliz pues había cumplido su misión.

Cada vez que el más pequeño bajaba de la cama buscando huir era perseguido y obligado a regresa por "la bestia come galletas" como lo llamaba Otabek, no tuvo más remedio que rendirse.

Pocos minutos después ingreso a la habitación la señora Katsuki con un libro entre sus manos, acomodó a los pequeños entre las cobijas y comenzó con el relato, uno de príncipes y princesas caballeros y dragones. Al terminar dio un beso en la frente a cada uno y dejó sonando la diminuta caja de música que se encontraba sobre la mesita de noche a un lado de la cama.

A Otabek le pareció la melodía más bonita del mundo, cerró los ojos y dejó que Yuuri lo abrazara.

Los dos durmieron profundamente, esa fue su primera noche juntos, la primera de muchas.

No fue mi intención amarte [Otabek x Yuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora