Mariana no contaba con la ayuda de su familia, sabía que no podía decirles nada sobre la ayuda psicológica que había decidido llevar, pago cada terapia con sus ahorros y quizá valieron la pena.
Llegó el día de ir al psicólogo, la idea le parecía abrumadora pero Mariana ya no podía hacer nada para evitarlo.
Toda su infancia se la pasó entre psicólogos para que evaluaran su desarrollo intelectual y social. Siempre le decían lo mismo "debes entender que la sociedad no está preparada" y ella siempre respondía de la misma forma, mirando a la pared.
Decidió entrar, se podría describir como una oficina pero más acogedora.
-¿Qué te trae por aquí? - Dijo el psicólogo. Era un hombre un poco gordo pero tenía una sonrisa bonachona.
Mariana quiso ser sincera por una vez en su vida pero no estaba preparada para soltar toda la información, no tenía suficientes habilidades sociales para hacerlo, podía ser muy buena académicamente pero en definitiva, socializar no era lo suyo.
-Únicamente quiero sacar todo el dolor de mi corazón- contestó Mariana luego de pensar mucho en su respuesta.
El psicólogo la escuchó y supo dar consejo a sus problemas, siguieron pactando citas y en la última le pidió que escriba en un diario, lo que le pasaba, lo que sentía día a día y que cuando estuviera lista, lo dejara atrás.
Aprendió muchas cosas más y aunque no reparó todo el daño, apaciguó el dolor.
FIN
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La Soledad
Short StoryMe había acostumbrado durante tanto tiempo a estar sola, a estar allí para el resto, que nunca pensé que un día no podría soportarlo más. Entendí aquel dicho "una gota puede rebasar un vaso" y vaya que me afectó de sobremanera lo que pasó en mi vida.