Incendio 1: ¿Fuego controlado o a punto de expandirse?

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POV Tony

Al fin terminaría su jornada y podría desaparecer por 24 horas de la estación de bomberos, a menos claro que a un bloque entero de casas y apartamentos se le ocurriera encenderse en llamas y necesitaran a todo el personal. Cosa que por fortuna no sucedía muy a menudo.

Necesitaba descanso y alejarse de la tentación. Más el descanso porque al menos en sus cinco sentidos podía luchar contra lo que el hombre llamado Steve Grant Rogers le hacía sentir. Ahora a la justa mantenía sus ojos abiertos y su cerebro estaba funcionando sólo con el lado de las bajas pasiones. Ese de las funciones primarias como comer, dormir, follar. Algo muy malo si le preguntaban a su amigo policía Rhodey, Tony lo había besado y toqueteado tanto o más que su novia, Carol. Cosa que la rubia puso fin de forma amable pero autoritaria. Rhodey seguía siendo su mejor amigo pero ya no más besos o algo más porque Tony terminaría con un órgano menos o más si es que a la rubia se le antojaba. Y él quería seguir entero.

Tal vez podría ir a un bar a conseguir desahogarse. Después de dormir, claro. Prioridades, Tony.

- ¿Así que ya te vas a casa, amigo?- Clint había entrado en el salón de descanso con su alegría habitual y su sonrisa de comercial-

- Sí, ya. Sólo espero que el jefe llegue para informarle.

- Buen chico.

- No soy un perro, idiota.

- Umm- el hombre puso una pose pensativa para luego volver a su sonrisa habitual- no, no lo eres. Eres un gato arisco, esos vagabundos pero con clase que son tan orgullosos.

- Gracias por el análisis, hombre pájaro. Un día de estos te comeré y podrás bromear en mi estómago- habían apodado así a Clint por su facilidad para subir a lugares altos, como si volara-

- Si me comes, espero que sea de la forma placentera Tony- la sonrisa se volvió predadora. Otra de las cosas de Clint era que gustaba de flirtear hasta con la abuelita que traía de vez en cuando galletas para la estación-

- ¿Qué pasa aquí?- una voz autoritaria resonó por el salón-

- Nada Jefe, aquí despidiéndome de mi amigo Tony. Maldito afortunado que va a casa- Clint pasó por su lado dándole un apretón en el hombro- Nos vemos.

- ¿Eso es cierto?- los ojos azules que lo perseguían hasta en sus sueños lo enfocaron-

- Sí. Mi jornada terminó, Jefe. Si no hay ninguna emergencia me retiro- intentó rodearlo para salir del lugar lo más antes posible-

- Espera, Tony- pero claro, debía tomarlo de la muñeca acercándolo a él y usar ese maldito tono que sólo se reserva para cuatro paredes-

- ¿Qué?

- ¿Por qué seguimos con esto?

- Sabe porque. Me lo ha dejado en claro, Jefe. Yo estuve de acuerdo.

- Lo sé, sólo yo...

- No se preocupe, es el sueño. Nos hace jugadas malas. Verá que cuando vaya a casa y vea lo que tiene ahí se olvidará de esto. Hasta luego, Steve.

- Hasta luego, Tony.

Y así pudo salir de la estación. Cosa que agradecía a quién lo hubiera hecho posible. Sabía que cada día junto a él, cada noche durmiendo lado a lado hacía que su determinación a dejar su atracción sin actuar se debilitaba. Y al parecer a Steve le pasaba lo mismo.

Eso no podía ser. Tony era un soltero empedernido. Con la muerte de sus padres a los 18 y sin hermanos se quedó siendo el único de su familia y sin nadie a quién rendir cuentas. Claro que tenía a Rhodey y a Pepper pero ellos lo conocían mejor que él mismo así que no había problema alguno ahí. Todo lo contrario a Steve, él tenía una familia, una familia cuya madre estaba enferma y cuyo padre estaba recuperándose de un caso de alcoholismo. Salir del armario por una atracción sería fulminante para ellos. Y Tony no se convertiría en el amante secreto de nadie, ni siquiera por alguien tan grandioso como el Jefe de Bomberos. Así que estaban en un punto muerto.

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30/03/17

" TWO FIREMAN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora