Prefacio: Lo que un Buen Hombre debe ser

59 10 0
                                    

PREFACIO

Lo que un Buen Hombre debe ser

Sin poder contener la ansiedad que lo consumía, se abría paso como podía entre la multitud que caminaba con prisa en torno a él. Tres horas de viaje en metro le habían otorgado una tranquilidad que perdió segundos después de descender. Ya en la estación de Taxqueña, al sur de la ciudad de México, lo único que le quedaba por hacer era perderse entre la multitud y llegar a la central camionera para abordar un autobús que lo sacara lo más pronto posible del lugar.

Sin importar, abordaría un autobús que lo llevara a la ciudad de la eterna primavera, y una vez ahí, tomaría un taxi hasta llegar al internado Palmira, en donde su contacto lo estaría esperando para llevarlo a una casa de seguridad cerca de ahí, cuya ubicación exacta desconocía; pero, le garantizaba una protección momentánea hasta poder entregar los documentos que llevaba consigo debajo de su camisa, protegidos en un folder tamaño esquela plastificado.

Con menos de setecientos pesos dentro de una bolsa de plástico en su bolsillo izquierdo del pantalón, un teléfono Nokia 3320 en el bolsillo interno de su chaqueta con la suficiente batería para realizar una llamada de arribo a Cuernavaca y un paquete de cigarrillos vacío con un encendedor en su interior igualmente vacío, Fernando Chávez pedía a la virgen de Guadalupe tener el suficiente tiempo para llegar a su destino sin contratiempos.

Mientras se movilizaba, no podía creer que nuevamente se encontrara en su país natal y en la ciudad que le vio crecer. Desde su arribo a la ciudad de Chicago, hace treinta y tres años, cuando apenas era un chamaco de doce años, siempre albergó el sueño de volver a México siendo alguien importante, un hombre que pudiera ayudar a su familia a solventar los múltiples gastos que tenía y poder volver a ver a su madre; no obstante, esa idea se desvaneció al verse preso del miedo y pánico. Su familia lo volvería a ver, pero quizás lo haría en un noticiero a la hora de la comida, mientras toda su familia se congregaba a la mesa para disfrutar de los deliciosos platillos de mamá Toñita. Por eso, le suplicaba a Dios llegar a su destino, hacer entrega de los papeles y pedirle a su contacto que le pegara un tiro en la cabeza y lo sepultara en un lugar donde nadie pudiera encontrarlo. Era mejor que su familia pensara que seguía en Estados Unidos, trabajando o muerto en la frontera hace treinta y tres años mientras cruzaba de ilegal; prefería todo aquello antes de aparecer en un noticiero o en la primera plana de un periódico de mala muerte donde se le viera tirado en la calle con la cabeza cercenada, quemado o con manos y pies mutilados. No podía permitir que su familia le viera así. Su hermosa familia que llegó a pensar que el buen "Fercho" Chávez llegaría a ser un gran hombre, igual que su padre y abuelo.

La ambición combinada con inmadurez lo había llevado al empleo soñado, pero también a una muerte segura. A su corta edad desconocía el poder de la frase "El sueño americano", creyendo que un par de dólares más en su bolsillo por llevar, traer y destruir papeles le aseguraban el camino directo a la felicidad; no obstante, nunca le cruzó por la mente que leer un par de líneas de aquellos archivos que le habían mandado a destruir aquella tarde le asegurarían la muerte. Muchas noches después de ese día se llamó a sí mismo "idiota", no por leer cosas que no debía, ni tampoco por no acatar una orden, si no por creer que esos papeles eran su boleto de salida de la miseria, y por haberlos guardado debajo su camiseta y salir del lugar con una enorme sonrisa. Sí, la inmadurez, combinada con ambición era sinónimo de estupidez. Quiso jugar a ser un "dios" contra Dios, pero con el tiempo se dio cuenta que sólo se había colocado un gran blanco en el pecho con la leyenda "Asesiname porque soy un pendejo y me lo merezco".

"El sueño americano" lo estaba persiguiendo por todo el país para que le rindiera cuentas, dejándole como única opción el evadirlo el tiempo suficiente como para redimirse. 



Primera Plana © [Serie: Primera Plana] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora