Capítulo cinco

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-¡Es increíble tu estupidez!- gritó el ojiazul.- ¿En qué cabeza cabe acercarse a una sirena?- Louis caminaba de una lado a otro por el aire mientras que Harry no dejaba de toser.

-Podrías....ir por....mi ro..pa- el castaño dudo en aceptar pero tenia que hacerlo, si el rizado seguía así se enfermaría.- La deje...colgada en...un... Árbol...-

Louis lo miró por última vez antes de salir volando en busca de la ropa del chico. Había estado muy distraído toda la mañana que decidió ir a charlar con un amigo muy intimo sobre que hacer, hasta que vio a un torpe de rizos acercarse a las sirenas.

Las sirenas te muestran lo que deseas y con ello te hunden en el agua. Por suerte Louis lo vio y fue a sacarlo de ahí antes de que pasara algo peor.

Busco entre los arboles donde Harry había señalado y encontró sus pertenencias, volvió al lago donde las mujeres habían estado y rápidamente tomó las demás prendas.

¿Por qué lo hacia? El rizado era hermano del tipo que quiere su cabeza. Estaba mal lo que hacia pero era imposible no estar cerca de aquel ojiverde.

-Ten.- lanzó las cosas de Harry a sus pies.- Si es todo lo que necesitas me largo.- cuando iba a emprender su vuelo el rizado lo jalo del tobillo.

-Tengo que darle a mi salvador su recompensa.- tomó de la cintura a Louis.-

-Estas loco.- dijo tratando de salir de los bien formados brazos de Harry.

-Estamos en una colina, alejados del mar y de tus niños perdidos ¿Quien nos vería?- apretó más a Louis sin lastimarlo con su garfio.

-Te dije que- fue interrumpido por los labios color sandía con sabor raro de Harry, sus ojos estaban tan abiertos como los platos. Otra vez lo hizo, otra vez esta besando a Harry.-

-Abre los jodidos labios.- gruñó. No es que Louis fuera sumiso pero obedeció al rizado en lo que pedía. ¿Qué tan malo seria corresponderle a su último beso? Porque si, Louis se había planteado la regla de no volver a besar o estar cerca del rizado.

No habían pasado ni dos días y ya había extrañado el sabor y la sensación de los labios de Harry en los suyos. Era como tener dos gomas de dulces, que solía darle su madre, en los labios. Su mano y garfio de Harry lo sujetaron con firmeza y dio gracias por eso o de lo contrario se caería por tan delicioso beso.

"Las sirenas deben estar celosas" pensó.

Besar los labios de Harry era lo más magnífico que pudo haberle pasado, ni en mil años besaría unos labios de ese sabor, que le hicieran sentir lo mismo que los labios de Harry.

-Se nota que amas mis besos.- sonrió Harry.- Hace tiempo que me separe de tus lindos labios y continuas con tus ojitos cerrados y estirando tu boquita.- rió.

-Eres un idiota.- Louis golpeo la mano de Harry para que lo liberara.- Sólo eres un presumido.-

-Y tu un niño enamorado.- sonrió.- Tan rápido caíste a mis pies.- se burló.- Pero es algo obvio en un niño como tu, un niño perdido.- con una sonrisa, Harry paso su dedo por su labio inferior.-

En dos segundos el rizado se hallaba en el suelo y con un hilo de sangre en el labio que había acariciado.

-Vete a la mierda.- fue lo último en decir por parte de Louis. Molesto volaba por los cielos mal diciendo su acción de corresponder al beso.

Harry se quedo dentado tocándose el labio, ese chico le había golpeado y lo peor era que le dolió, no por el golpe sino porque cuando Louis se marcho tenia sus zafiros cristalinos.

Lo había hecho, él era el responsable, lo había hecho llorar con sus palabras.


Lo siento si es corto... Pero mañana les tendré una sorpresa, atentas a mi perfil.

Las amo<3

Mi Niño PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora