Capítulo dieciocho

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Simplemente se enamoró de él, desde aquel incidente, su corazón comenzó a latir cada vez que lo tenía cerca.

"-Te amo. Te amo mucho.-"

¿Era posible no caer ante tanto encantó? No, simplemente era complicado.

Era difícil de explicar, difícil de entender... No lo imaginó pero ahora que lo hacía le gustaba.

Ahora entendía al rizado, ahora entendía porque cayó antes sus encantos.

Tenerlo delante de él, durmiendo con la boca entreabierta y sus mejillas rosadas por el calor entre ambos le hacía complicado dormir. Siempre iba con él cuando no podía dormir pero con el paso del tiempo fue haciéndose una costumbre. Ahora, invadía sus cama todas las noches.

Acarició levemente sus cabellos tan jodidamente hermosos. Pasó sus dedos por las facciones de aquel individuo. Simplemente era hermoso.

-Zayn...- murmuró. ¿Acaso no estaba dormido?

-Dime.-

-Sigue con tus caricias.- sonrió. Al parecer estaba hablando dormido. El moreno sonrió y siguió acariciando su cuerpo.

¿Por qué le hacía eso? ¿Cuál era el motivo para hacerlo caer antes sus encantos?

El cuerpo del chico en sus brazos giró, quedando su rostro delante del de Zayn.

Desearía estar así pero cuando él esté despierto, ver sus hermosos zafiros y el brillo en ellos.

Sonrió, porque ese chico causa eso en él, sonrisas.

Movió lentamente su cuerpo para asegurarse de que estuviera dormido. Al comprobarlo, hizo algo de lo cual no se arrepentirá.

Sus labios eran fríos por la noche pero poco a poco la temperatura subía. Sus ojos cor avellana se había cerrado, debía disfrutar ese beso con el chico que le gusta, pero por jamás se lo confesó. Siempre vivió molestandolo o cumpliendo sus caprichos.

Abrió lentamente sus orbes y notó aquellos zafiros que lo miraban. Había despertado.

-Za-zayn...- murmuró.

-Yo... Lo siento pero.- no había palabras para pedir disculpas, no quería darlas.- Te quiero, te amo Niall.- admitió.- Te amo desde el momento que te encontré.-

El rubio no mencionó palabra, no sabía que decir en ese momento. Se levantó, quedando sentado en la cama.

-Sé que te gustaba Harry pero...- tomó sus manos.- Yo puedo hacerte feliz.-

-Zayn...-

-Sólo permíteme hacerlo. Déjame hacerte feliz.-

Y fue ahí donde todo lo que guardo se confesó en esa simples palabras.

Mi Niño PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora