Choi Seung Hyun estaba muy solo, su esposa había muerto hace quince años y sus hijos Young Bae, Daesung y SeungRi nunca lo visitaban. A sus sesenta años estaba arrepentido de nunca haberles demostrado su amor, estaba mal visto que el hombre fuera afectuoso con sus hijos, ese era el trabajo de la mujer, aunque los amaba jamás se los dijo y ya era muy tarde para arreglarlo, ahora estaban muy ocupados con sus vidas y con las respectivas familias que habían creado como para ir a verlo.
Seung Hyun hace años que quería morir, esperaba que pasara con ansias, era extraño en ese entonces que alguien viviera tanto, solo quería fallecer y por fin descansar en verdadera paz.
Una mañana de invierno tomaba una taza de café sentado en un sillón frente a gran ventana de la sala que daba a la calle, observaba a la gente pasar, la cortina semi transparente le permitía desde dentro mirar hacia afuera, pero los extraños no podían ver lo que había en el interior, ese anonimato le gustaba y pasaba la mayoría del tiempo en aquel sillón. Desde que había dejado de trabajar el contacto con la gente se redujo casi a cero, con las únicas personas con las que hablaba era con el chiquillo que le traía el periódico todos los días, con su doctor que lo visitaba una vez al mes y con la hija de su vecina, quien le ayudaba con las compras semanales a cambio de una pequeña paga. No quería salir de casa, desde que esperaba la muerte evito todo contacto humano, inconscientemente creía que eso aceleraría el proceso y se iría más pronto, claramente estaba equivocado.
Aquella mañana estaba esperando el periódico, el chiquillo estaba demorando más que otras veces, pero por fin la puerta sonó y se levantó a atender, cuando abrió lo que vio le sorprendió, el muchacho era diferente, se topó con un par de hermosos ojos desconocidos.
- Buenos días señor - saludo un muchacho haciendo una pequeña reverencia con la cabeza. Seung Hyun vio que cargaba un gran bolso de cuero con la correa cruzada al pecho, de él se asomaban los diarios.
- Buenos días ¿Qué paso con Erick?
- Ahhhm... en verdad no lo sé, comencé a trabajar hoy - saco un periódico y se lo entrego - no conocí a Erick, pero ya varias personas me han preguntado por el, creo que ha renunciado.
- Entonces... ¿Tú entregaras mis periódicos a partir de hoy? - recibió el encargo hablando sin quitar la mirada de sus ojos marrones.
- Si señor, espero que no le moleste - le sonrió radiante. Seung pensó en lo afortunado que era aquel niño por el simple hecho de ser joven, podía cometer cualquier error y tener la vida entera para arreglarlo, el daría lo que fuera por volver a esa edad y arreglar todo lo que había hecho mal en su vida.
- No me molesta ¿Cómo te llamas?
- Ji Yong, puede llámame Ji si lo desea, la gente de este país no se acostumbra a los nombres... perdón lo estoy entreteniendo más de la cuenta - le sonrió otra vez, estaba dispuesto a despedirse y darse la vuelta para seguir con sus entregas.
- ¿No se acostumbran a los nombres coreanos quisiste decir? - el mayor había pensado que solo tenía los ojos un poco rasgados, quizá tenia antepasados orientales, pero su nombre y acento terminaron de convencerlo.
- ¡Si! ¿Cómo lo supo?
- Porque yo me llamo Choi Seung Hyun, también soy coreano - sonrió, pudo jurar que su cara dolió cuando lo hizo ¿hace cuánto que no sonreía? Hace un año quizá cuando Young Bae apareció sin aviso para presentarle a su tercer hijo recién nacido.
- ¡No lo puedo creer! ¿Usted también es de corea? Es increíble.
- Lo soy, aunque llegue hace muchos años acá, con mi esposa vinimos a probar oportunidades y nos terminamos quedando.
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Psyche
FanfictionSeung Hyun se ha convertido en un ángel de la muerte, su alma debe pagar un gran delito así que ya no reencarna y debe ocupar sus días en guiar a los espíritus humanos hacia sus nuevas vidas. Ji Yong insiste en reencarnar siempre cerca de él, deber...