4. Seúl, año 1789 (Parte 2)

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Seung Hyun debía volver a Busan, pero por supuesto que no lo haría solo, se llevó a Ji Yong con él y es que el rubio no tenía ni que pensarlo, vivía en la calle vendiendo su cuerpo, cualquier cosa era mejor que eso, sobre todo si era junto a su amado amigo.

El plan original era llevarse a SeungRi también, pero el menor tenía un secreto llamado Taeyang. Cuando Ji le dijo que se irían a otra ciudad hizo un berrinche, al principio los otros dos no entendieron, pero al final Ri les explico a regañadientes para quedarse en Seúl.

Les contó que una noche fue contratado por una mujer de edad adulta, lo llevo a su casa y le dio techo, le presto un rincón de suelo para dormir, pero un hombre de piel morena lo vio, era hermano de su clienta, le dio comida y un lugar más cómodo para pasar la noche, Taeyang se enamoró del pequeño rubio y contrató sus servicios un par de veces, después de algunas sesiones Ri dejo de cobrarle porque también estaba enamorado, con el pasar del tiempo el mayor prometió sacarlo de la calle y a su hermano también, pero debía esperar un poco, debía conseguir una casa para que vivieran solos y alejados de su familia, ninguna de las personas con las que vivía Taeyang aceptaría su relación con otro hombre, menos con un prostituto, así que debía irse y para eso necesitaba juntar dinero.

Ji Yong conocía a Taeyang solo de vista y de lejos, creía que la relación con su hermano era solo comercial, ni se imaginaba lo que planeaban, se sorprendió al saberlo, no estuvo de acuerdo, exigió conocer a ese hombre y SeungRi no muy feliz arregló una junta, junta a la que Seung Hyun no pudo ir aunque deseaba hacerlo, su trabajo no le daba tregua.

Ji era muy desconfiado, pero tenía claro que su hermano también lo era, si confiaba en Taeyang era por algo y debía darle al menos el beneficio de la duda, así que acudió a la cita y habló con el hombre, le pareció buena persona, entendió que si la pareja quería estar junta el mayor debería dejar todo, su familia y su apellido porque una relación con SeungRi significaría deshonra en la sociedad en la que vivía, vio sorprendido como el moreno estaba realmente dispuesto a dejarlo todo por su pequeño hermano.

Ji Yong le dijo a Seung que besara a SeungRi, quizá recordando sus vidas pasadas decidiera quedarse con el que alguna vez fue su padre, pero el ángel se negó, le explico que el motivo que tenían las almas para reencarnar una y otra vez era el aprendizaje, que cuando un alma se volvía sabia y alcanzaba la perfección era ascendida al cielo, una persona que recordaba sus vidas pasadas no era capaz de aprender nuevas cosas, por lo que no avanzaba, había besado a Ji Yong porque era una promesa, pero no lo haría con nadie más.

Taeyang después de saber que se querían llevar lejos a su pequeño rubio acelero su plan, quería juntar más dinero antes de lanzarle la bomba a su familia y largarse, pero tuvo que reformular las cosas, se fue antes y con lo que junto compro una pequeña casa de madera y consiguió trabajo en uno de los campos de arroz a las afuera de la ciudad. Ji Yong le advirtió antes de irse que regresaría para visitarlos, lo haría sin avisar y que si no veía a su hermano igual de feliz a como se lo había entregado lo mataría con sus propias manos, Taeyang trago duro al escuchar eso porque realmente creía que era cierto, la forma amenazadora de mirarlo fue suficiente para no tener dudas de sus palabras.

Cuando se fue a Seúl junto a Seung Hyun, Ji Yong aún estaba receloso sobre separarse de su hermano, pero se terminó de convencer repitiéndose a sí mismo que Ri ya estaba grande, siempre lo vería como un niño bromista, pero ya era un adulto y en algún momento ese día llegaría, cada uno haría su vida de forma separada porque es lo que sucede cuando la gente crece.

Ji Yong finalmente llego a Busan, era su ciudad natal en esa vida, pero sus padres se mudaron a la capital cuando era muy pequeño. Llego con un vacío en el pecho por la ausencia de SeungRi, nunca se había separado de él y eso dolía, lloró un par de noches y pensó seriamente en volver, pero al pasar las semanas el vacío se fue llenando con algo más o mejor dicho, con alguien.

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