Recuerdo que era un hermoso día de primavera, un rayo de sol llegaba directo a mi rostro y desperté a causa de ello. Estiré mis brazos aun dormido y me giré para mirarlo como siempre, el dormía más que yo normalmente, pero ese día al abrir mis ojos...
Hoseok se asomó por el baño. -¿Por qué cierras la puerta tan rápido?- me miro molesto y entró. -Buenas noches, te escuche levantarte y me preocupe- lo trate de evitar y salir de ahí, pero me encontraba muy tenso y avergonzado para verme normal. Hobi me tomo de un brazo impidiendo que me fuera, me gire.
-Kook, Tae y yo no estamos juntos- luego de un silencio sus redondos y pequeños ojos se llenaron de lágrimas, y comenzó a lastimar un poco mi brazo cuando me apretó con rabia o dolor, no pude descifrar su sentimiento. Sus labios se movían involuntariamente por el llanto venidero, y la verdad debo admitir que ver a Hoseok llorar era terrible, él siempre tenía una sonrisa que regalar.
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-Hobi, yo... no es lo que tú crees-
-No tienes la culpa de esto, soy yo quien debería haberse ido hace tiempo para ahorrarle este sufrimiento innecesario, él no se merece esto.
-Hobi, en serio, es solo que soñé con... Soñé con que Tae estaba en peligro y eso me tiene mal hace unos días- comencé a sudar frio, no sabía realmente de que hablaba Hobi.
-Debemos cuidarlo- después de decirme esto, solto mi brazo y su mano fue a parar a mi hombro, y con una sonrisa sus ojos volvían a recuperar su felicidad.
"Debemos cuidarlo"
Sus palabras resonaban en mi cabeza. No, no debíamos, debía, yo, Jeon Jungkook, no tú.
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Trague saliva, Hobi me abrazo, aunque no logre entender a que se refería con "sufrimiento innecesario". Mientras lo abrazaba sentía que me estaba traicionando a mí mismo, fui a dormir aún más confundido, me volteé, pero no tan rápido como para no alcanzar a ver como Hoseok le quitaba el cabello de los ojos a Tae, tal y como yo lo había querido hacer.
Me levante con sumo cuidado y camine molesto por el pasillo, me acosté en el sillón, no soportaba mas esta mierda.
Era día sábado y Hoseok ya había llegado del trabajo, así que pidieron pizza, si, otra vez. Tae le había llorado o suplicado -o ambas- todo el día a Hobi con que Jin hiciera una pizza para él porque si no, no lo dejaría dormir. Así que este había terminado por ceder, aunque regañándolo porque él no podía subir de peso por su trabajo. A lo que Tae le gritaba que lo iban a querer gordo igual en la compañía porque sí. Yo me quede al margen de todo eso, mientras revisaba mi celular buscando en Google anuncios en que necesitaran cantantes para eventos. Fingí que no me habia dado cuenta de nada.
