DESDE LA HIERBA

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Hoy he aprendido a quererte, a ti y a otras cosas más, hoy me he vuelto caracol al retroceder en el tiempo. Y ahora te escribo desde la hierba del parque, al lado de una botella de sábado por la noche. Hoy te miro con otros ojos, con otro sabor de boca, con otro rostro. Nos miramos, nos damos la mano y poco a poco aprendemos a ser personas. Ahora me toca a mí tocarte el pelo, juntar nuestras caras y sentir tu barba juvenil, esa que tan poco te gusta. A veces jugamos a ser polos que se derriten al mirarse y te digo, que por algún motivo, tú siempre ganas. Gracias por enseñarme a ser caracol de vez en cuando.

situaciones repentinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora