Hoy me he despertado, y antes de ir al infierno te he visto, apoyada en la barandilla. Te has acercado y a pesar de haberte rechazado, por ser las ocho y veinte de la mañana, te he dado los buenos días. Y así, de repente, te has puesto a bailar en medio de la acera. Me has cogido de la mano y me has dicho que hiciera lo mismo. Pero a veces, eres tan caprichosa, que no te das cuenta, ¿no se te ha pasado nunca por la cabeza? Querida Felicidad, no hagas que me desvanezca más por tus finas pestañas.
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situaciones repentinas
PoetryEs aquí donde una niña derrocha sus más profundos pensamientos del día a día. Advertencia, sólo es apto para valientes o mentes curiosas.