Capítulo 8.

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Emma

Tengo miedo.

Miedo de muchas cosas, pero, sobre todo, de decepcionarlo... Y es que mi papá se ha esforzado increíblemente porque yo esté bien así, y yo sólo no puedo pagarselo de esta forma. Tengo miedo de que estoy cambiando, simplemente no puedo ser la misma niña alegre y radiante, y perfecta, que todos quieren. Y creo que nunca lograré serlo de nuevo.

También hay un miedo que no me puedo sacar de la cabeza: mis sentimientos por él. Cada vez se hacen más fuertes, más intensos. Cada vez él logra alegrar mis días con más facilidad, cada vez él puede destruirme con mayor facilidad... Y no quiero permitir que las cosas siguen así, terminaré herida, pero tampoco puedo evitarlo...

Y, maldita sea, iba tarde a clases de nuevo.

-Niña, al fin llegaste– exclamó Carly al verme, era una compañera, muy bonita. El rasgo más resultante de ella eran sus ojos del color verde. Y ahora ella quería usar esos ojos para llamar la atención de James.

Eso se pondría feo cuando Nicolle se enterara.

Y no son celos de "mejor amiga", ella se molestaría porque Carly Hasta ayer estaba super enamorada de Alan, y ahora está superior enamorada de James. Así que tenemos dos opciones: o Carly quiere olvidar a Alan con James, usar a James de la misma forma en la que lo hizo Angelina; o simplemente quiere tener un novio.

Ambas posibles razones asegurarían la muerte segura de Carly.

-Aquí estoy- suspiré.

-Él no ha llegado- se lamentó ella.

-¿Se la darás en serio?- le pregunté incómoda.

-Sí...

Esto terminaría mal, muy mal... Al final en la entrada ella no pudo dársela, por lo que en clase me pidió que yo también le hiciera una carta a él, así que, como buena amiga que soy, lo hice. Y era una carta de amigos, nada en comparación con la de ella. Me molestó en particular que dijera que con él ella olvidaba a Alan, pero me quedé callada, no creo que él caiga en el mismo juego dos veces.

Sin embargo, me preocupa Nicolle, y su reacción al enterarse que yo sabía todo esto, y que no se lo había dicho, pero no tengo opción, está en manos de ellos decirle, en especial en manos de Carly.

En el receso, yo estaba hablando con Nicolle y James, como todos los días desde hace un tiempo, cuando ella llegó, me tomó del brazo y me alejó un poco de ellos.

-Tenemos que entregárselas- me pidió nerviosa. Yo sólo asentí, intentando no mostrar mi evidente disgusto, y fui a llamar a James. -Entregala tu primero- me ordenó, frente a él.

Yo le dediqué una sonrisa y metí el papel doblado en el bolsillo de su pantalón. Después de esto me giré, no quería ver cómo ella le entregaba esa carta, porque con lo molesta que estaba, pude haber ido, quitársela y romperla en miles de pedazos. Aun me quedan ganas de hacerlo.

Un rato después, cuando yo estaba apoyada en una columna del patio, él vino hasta mí para preguntarme qué decía la carta.

-Cosas- respondí con una corta risa.

-La voy a leer...- anunció, desplegando el papel.

Entré en pánico. Si hay algo que yo odio es que lean algo que escribí frente a mí o en voz alta conmigo allí.

-¡No! Léelo sólo, o al menos sin mi aquí, por favor- supliqué.

Él sonrió y asintió.

-¡Amiga!- exclamó feliz Carly llegando a mí en la formación para ingresar a los salones.

-¿La leyó?- pregunté, seca. No dejaré de actuar así hasta que le cuente a Nicolle y ella diga que está bien con eso. Aunque estoy segura de que no lo estará.

-¡No! Pero lo tengo loquito, estábamos hablando y ni dejaba de agarrarme de la chaqueta ni de mantenerse cerca- explicó entusiasmada. Me le quedé un rato mirando, sin expresión. Ella se veía emocionada, y un poquito sonrosada...

Esto de verdad terminaría mal...

Ahora o NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora