Capítulo 13.

92 4 0
                                    

Emma

Es curioso ese momento en el que te despiertas y no recuerdas nada, no recuerdas por qué no podías dormir la noche anterior, ni cuál fue el suceso que ocasionó eso. Ese instante que, cuando algo está  atormentandote o doliendote, es perfecto, es el escape que se necesita. Ya entiendo porqué el alcohólico bebe a pesar de la resaca, porque esa noche en donde no recuerda nada es ese momento de desvío de la vía diaria. Todo depende de la verdad de la que quieras escapar. Pero luego todo eso pasa, y la verdad te cae encima como una piedra gigante, destrozandote.

Recuerdo lo que  pasó ayer y es increíble la forma en que las cosas pasan tan rápido. Solo suceden. Y lo peor es que no puedes hacer nada para evitarlo, porque todo se desmorona frente a tus ojos... ojos que nunca verán lo que querían ver, y no puedes hacer más nada que mirar como todo se cae a pedazos. Escribes con lágrimas en los ojos sin siquiera poder expresar la mitad de lo que sientes, no sabes como desahogarte, solo lloras, aunque lo odies.

No se pueden cambiar las cosas, si algo debe pasar, pasara, y por mucho que duela se debe aceptar. Así busques la forma de salir del maldito laberinto, no puedes. Y aunque a veces creas que lo lograste, en realidad sigues ahí, y no tienes más remedio que pretender que eres fuerte.

Sigue sin parecerme justo, pero alguien muy importante dijo que casi nada en la vida lo era, que nadie dijo que sería fácil. Porque no lo es, en la vida hay injusticias y dolor, pero lo importante es disfrutar de los buenos momentos que pasamos junto a personas que amamos. Y a veces el problema es que esas personas se van para ya no volver y no puedes hacer nada para evitarlo...

Mis gemelas.

Mis niñas.

Ya no están.

Es algo, me atrevería a decir, trágico. Tenían, literalmente, toda una vida por delante, errores que cometer, tenían que llorar, que reír, que crear memorias inolvidables, que caerse varias veces en el mismo lugar para poder levantarse con más fuerza después, que hacer amigos, que encontrar falsos, que sufrir, que gozar y que VIVIR.

Dicen que todo pasa por algo, pero no veo el porqué de eso.

Ayer, cuando le avise lo que sucedía a mi parabatai, Lily, dijo que existían los milagros, yo le juré que si mis gemelitas se salvaran yo volvería a creer sin dudas en todo eso. No existen los milagros.

Esa tarde, cuando las vi, juro que vi fue a mi Izzy, a mi pequeña Izzy.

¿Saben qué parte también el corazón? Ver llorando a dos personas juntas que se han vuelto muy importantes para ti.

Parece que Nicolle se va del país, y al decirle a James ambos se rompieron. Quería hacer algo para que se calmaran, por supuesto, pero a veces sólo debes dejar que las personas se rompan por un momento y vuelvan a reconstruirse, a veces sólo con estar ahí, presente,es suficiente.

La amistad de ellos es hermosa, y si Nicolle se va, sé que ni la distancia podrá separarlos. La forma en la que se aferraban el uno al otro, como si de esa forma pudieran evitar la posible futura despedida, como si nunca fuesen a soltarse lo demostraba todo.

Pero es que Nicolle no se va.

Nicolle tiene muchos momentos que pasar aquí aún, tenemos planes por ejecutar, recuerdos que crear, canciones por cantar, palabras por decir e historias por escribir. Nicolle no puede ni va a irse.

Pero como nada es justo aquí, ella quiso tomar ciertas previsiones, le escribió una carta hermosa a James, con mi ayuda. Y las últimas líneas fueron las que más se resaltaron:

"Aquí me tienes aunque toque irme, no sé si mañana también estaré, pero aquí estas tú, si te fallo es cosa de pendejo, y tal vez sea la última vez que te haga reír con lo que te conté, que sujete tu mano, que me digas 'te amo', que camines conmigo sin saber donde vamos..."

Ahora o NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora