RWBY: Ilusión Oscura Vol. 3 (Finalizado)

Capitulo 23

Había llegado a una linea costera muy cerca al antiguo palacio de Nadia, nada mas llegar me encontré con un gran grupo de soldados apuntándome con sus armas.
-¡MANOS EN LA NUCA!- Cumplí silenciosamente las órdenes de los soldados mientras ellos no se enteraban de la amenza que se les venía encima.
Los siete hombres que me apuntaban se transformaron en cadáveres, todo porque no se habían dado cuenta de que un Deathstalker estaba cerca.
-¿Que haces aquí?-
-Tu eres el amo Blaine, ¿No es asi?-
-Si-
-Estoy aquí como un enviado por parte de tu antepasado Kurek, el me encargó que te advirtiera una cosa-
-¿Que?-
-No todos los nadianos son débiles, si no vas con cautela y te tomas tu misión en serio, te llevarás una mala sorpresa, eso dijo-
-Ya veo, no te preocupes y termina tu merienda, yo tengo que terminar esto lo antes que pueda-
-Ya veo, si me disculpa señor- El Deathstalker se llevó en sus pinzas a los soldados muertos, en dirección a una cueva cercana.
-Bien, hora del show-
Comencé a correr rápidamente hacia el palacio, paso a paso el suelo temblaba y se resquebrajaba.
Llegado a las cercanías del palacio salté los muros protectores sin ser drscubierto, y logré llegar hasta la puerta principal, donde tuve que matar a dos guardias para evitar alarmar a las guarniciones.
Con una patada derribe las dos grandes puertas del palacio, entrando en una nube de polvo.
-Sabía que algún día uno de ustedes iba a venir, monstruos-
-Que insultantes palabras salen de su boca, General-
-Tu prescencia en estas tierras es un insulto por si mismo-
De su espalda sacó lo que estaba buscando, la pieza de la armadura de Kurek.
-Que bella lanza, ahora, ¿podría devolvérmela?-
-Vas a tener que arrancármela de mis frías manos-
Decía él mientras la blandía con dificultad.
-¿Pesada verdad?-
-No me importa, con esta arma puedo matarte, por lo tanto no la soltaré hasta que me convierta en una montaña de carne y huesos rotos-
-Oh, pues voy a cumplir su deseo, General-
Mis espadas aparecieron en mis manos e instantáneamente me coloqué frente al general, que consiguió bloquear mi ataque con muy poca dificultad.
Me retiré un poco como para darle un respiro, no era muy justo por mi parte seguir atacandi a alguien que no sabe como controlar el arma a la perfección.
-Tienes fuerza monstruo, te lo reconozco-
-Podría decir lo mismo General, me sorprende que la lanza no le esté dando muchos problemas, pero la necesito de vuelta, asi que prepárese para una larga batalla-
De nuevo me abalancé sobre él, pero esta vez pude acertar una estocada en su brazo izquierdo, no pude llegar al hueso por lo que todavía podía mover su brazo.
-Maldición-
-No me subestimes monstruo, Nadia esta bajo mi protección-
-Ese es tu deber como líder, pero yo, yo soy tu villano ahora, por lo que puedes preparar tu funeral desde ahora-
Otra vez chocamos armas, la presión que le aplicaba con mis espadas le dificultaba su movimiento, pero logró moverse un poco y hacer que mis espadas chocaran en el suelo, situación que el aprovechó para atravesar mi tórax.
-Bien hecho debería decir, el hecho de que sea un arma como la mía hace que duela más-
Se puso en guardia, preparándose para otro choque de aceros, pero el gusto de atravesarme con el arma de mi antepasado era algo que no le volvería a dar.
Con gran velocidad me acerqué al General, y dando un par de giros logré cortar su brazo izquierdo, pero él consiguió atravesar mi abdomen, sus ataques cada vez se hacían más débiles por el mismo peso del arma.
El General cayó arrodillado al suelo todavía con la lanza en la mano que le quedaba, la sangre brotaba de la inexistencia de su brazo.
-Maldito-
Me acerqué al General y lo sostuve de su cráneo, levantándolo en el aire.
Inútilmente intentó atravesar mi garganta con la lanza, la cual detuve con mi mano libre, que tiñó el filo del arma con mi sangre oscura.
-Me sorprendes, no estabas bromeando cuando dijiste que tendría que arrancarte la lanza de las manos-
-No dejaré que una amenaza como tú posea un arma tan poderosa como esta-
Su insistencia encomiable me intrigaba, un reino nacido del corazón de un bandido, un General que no temía asesinar a la gente que se le oponía, que ahora anteponía su vida a la de su reino.
Solté al general, que cayó al suelo con su cabeza empapada de sangre, su propia sangre.
-Debo apresurarme, no podrás evitar lo que va a pasar, pero...he de decir que eres una persona interesante, General-
-Tus halagos no son algo que aprevie demasiado, bestia- Podía ver como lágrimas de impotencia brotaban de sus ojos moribundos.
-Veo tu pesar, puedo apaciguar tu dolor, si eso deseas acabaré con tu agonía aquí y ahora-
-Hazlo, de todas formas no me queda nada-
-Eso queda a tu criterio, fue una batalla divertida-
-Espero un día vayas a donde yo iré, entonces podré obtener mi revancha-
-No te prometo nada, nos vemos, tarde o temprano-
Tomé la lanza y atravesé al General con ella, matándolo al instante.
Me quedé mirando unos segundos la lanza mientras la sangre aún recorría el filo de la misma.
-Sangre noble, Kurek, ya veo porqué no querías hacer este último trabajo-
Escuchaba como pasos apresurados se acumulaban alrededor del palacio, los soldados quedaron petrificados al ver a su líder en el suelo, y como acto reflejo, me apuntaron con sus armas.
"Berserk, vamonos","Entendido".
Entré en berserk, pero antes der irme de ahí escuche un ruido ensordecedor, trotes metálicos E hidráulicas a pleno funcionamiento, en la puerta del palacio se colocaron cuatro soldados con armaduras que se parecían a la de Kurek, solo en imagen.
No decían nada en voz alta, pero podía escuchar sus susurros, Apunten al cráneo, Acaben con el, Es igual que hace treinta años, Se nos ha venido un monstruo encima.
-Si van a disparar, este sería un buen momento-
Una lluvia de balas se cernió sobre mí, por suerte la armadura era bastante resistente.
-ES UN DEMONIO-
-Estoy aburrido de este juego, lleven a su lider a su última parada, antes de que ya no lo puedan hacer-
Batí mis alas con violencia y salí disparado hacia el cielo, tenía que llevarmelos a Windpath, era lo unico que podría para redimir lo que estaba a punto de hacer.