10 de enero de 2017

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Era un martes como otro cualquiera.
Me dirigía a la biblioteca para estudiar y hacer los deberes. No soy muy sociable, por eso no tenía amigos.
Solamente tenía a Sofi que es muy parecida a mí, es súperhonesta con todo el mundo, buena estudiante y muy simpática, ella es mi mejor amiga y también la única, y desde que se tuvo que ir a vivir a Madrid porque trasladaron allí a su padre por trabajo, he estado sola. Soy hija única y mis padres trabajan todo el día con que tampoco los tenía a ellos. ¡Qué despiste! Se me ha olvidado presentarme. Me llamo Laura y tengo 18 años. Vivo en una pequeña ciudad llamada León. Aquí todos nos conocemos porque es pequeñita pero aún así es hermosa. No soy demasiado alta , de piel soy blanquita y de pelo castaño. También me gusta sentarme a la sombra de un árbol los días de primavera y dibujar a la gente paseando solos o con amigos y escribir mis propios poemas sobre lo que veo, o incluso dibujar un bonito paisaje.
Me dirigía a la biblioteca y como siempre me senté en una mesa vacía al final de la sala. Hoy teníamos muchos deberes y no sabía con cuál empezar. Me decanté por Matemáticas ya que es lo que peor se me da. Encima estabamos con las ecuaciones que no las entiendo. Y además creo que el profe me tiene manía porque le preguntaba que si me lo puede volver a explicar y me dice:
  -"La respuesta está en los libros"
¿Qué la respuesta está en los libros? ¡¿Y te crees que no he buscado?! Con todo esto me estresé, así que pasé a Lengua. Da la casualidad de que todos los ejercicios eran con diccionarios porque estamos viendo sus partes, pero no me acordé de traerme el mío, así que tuve que levantarme a por un... a por un... ¡diccionario! Eso. ¿Por qué no me podía acordar? Qué extraño. Me levanté y fui a la sección de diccionarios a por uno y para mi sorpresa no estaban allí, los habían sustituido por cómics. Ahora tendría que ir hasta la entrada a preguntarle a la bibliotecaria donde están. Cuando llegué se lo pregunté y amablemente me acompañó hasta la sección donde deberían estar. ¡Tampoco estaban allí! Recorrimos toda la biblioteca pero no encontramos nada. Decidimos ir hasta su ordenador y tecleó en él:
  -"D-I-C-C-I-O-N-A-R-I-O-S", ¿y a qué no sabéis  que salió?, "No existente". No había ni un solo diccionario en esta biblioteca. Ya estaba harta.
¿Qué es lo que estaba pasando? Decidí comprobar si era solo casualidad o estaban despareciendo todos los diccionarios, y saqué el móvil y tecleé en Internet:
  -"Diccionario la Real Academia Española".
¡Nada! La página entera en blanco. No hay diccionarios ni en papel ni en digital, ninguna página de Internet que sea para definir una palabra o un concepto...,¡nada! No me lo podía creer. Al final iba a ser que si estaban desapareciendo todos los diccionarios. Al estar despareciendo, también desparecían libros o páginas de Internet que fuesen para definir algo, y la gente se estaba olvidando poco a poco de cómo se habla y para qué y cuáles son las palabras adecuadas en cada momento. Recogí mis cosas rápidamente y decidí ir a otras bibliotecas para ver si allí también estaban despareciendo. En ninguna encontré nada sobre sobre ellos ni nadie sabía que eran.
Me estaba empezando a asustar de verdad. Saqué el móvil y llamé a Sofi. Al ssegundo "bip" contestó:
  -Hola Laura. ¿Qué pasa? Acabamos de hablar hace unas horas. ¿Ya te han vuelto a molestar las compañeras?
La dije:
  -No, no. No es eso. Pensarás que estoy loca pero están despareciendo todos los diccionarios. En León no existen, ni nadie sabe nada sobre ellos. ¿Tú crees que puede que sea verdad que están desapareciendo?
Para mi sorpresa me contestó:
  -Te creo porque yo también pienso lo mismo. Yo estaba utilizándolo y de repente empezó a desaparecer. Se lo fui a contar a mis padres y no sabían que era un diccionario y me dijeron que descansara un poco que ya empezaba a alucinar. Yo lo que creo es que la gente empieza olvidándose qué es un diccionario y acabarán sin saber su nombre. ¡Ah, Laura! Casí se me olovida. ¡Me vuelvo a León! Mi padre ha pedido el cambio de vuelta a León porque veía que no estaba a gusto en la escuela. No es porque saque malas notas, al contrario, soy la mejor de mi curso, pero te hecho de menos a tí y al resto.
  -¡Me alegro de que te vuelvas! Me siento muy sola sin tí. Que contenta me he puesto. ¿Cuándo vienes?
-El jueves por la mañana. Tengo muchas ganas de verte. Bueno, mañana seguimos hablando que estoy cansada de tantos deberes y estudiar. Chao.
  -Chao Sofi.
Colgamos a la vez y se me dibujó una gran sonrisa. Estaba deseando resolver este caso con ella.

La desaparición de los diccionarios del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora