12 de enero de 2017

18 6 0
                                    

Hoy por fin venía Sofi y estaba entusiasmada. No sabía cuando iba a poder quedar con ella porque tampoco sabía si ella iba a ir al cole hoy o tendríamos que quedar por la tarde.

Ayer seguí investigando un poco más, y pregunté a la bibliotecaria del colegio, a ciertos profesores y a algunos compañeros y ninguno sabía que eran los diccionarios. Esto cada vez iba a más. Por la noche salió en el telediario que en todo el mundo estaban desapareciendo los diccionarios, y en algunos países todavía se tenía algún recuerdo de ellos pero en otros como en España, principalmente León ya la gente no sabía donde vive y al parecer era la única persona en toda la ciudad que sabía donde vivía y para que o qué eran las cosas. Qué extraño. Era la única persona a la que no le afectaba la desaparición de los diccionarios. Me preguntaba si a Sofi le pasaba como a mí. Encima León, al parecer era la primera ciudad en la que empezaron las desapariciones.

Ayer por la noche vi en el telediario esta noticia mientras estaba cenando con mis padres y ellos empezaron a decir qué eran los diccionarios, que los periodistas se estaban inventando palabras nuevas... Yo les escuchaba con atención y cuando me preguntaban que si yo pensaba como ellos o sabía que eran esos tales diccionarios, yo les decía que no, no sabía nada ni me sonaban. Prefería no decirles nada sobre que sí sabía que eran los diccionarios, que Sofi y yo sabemos lo que estaba pasando y que eramos las únicas a las que no nos ha afectado la desaparición, antes de haberlo hablado primero con Sofi, porque no sabíamos que había podido pasar y podía que solo hubiese sido una coincidencia, pero la verdad no lo creía, porque sería una casualidad muy extraña y poco usual.

Al llegar a mediodía a casa a comer, saqué de la nevera la comida que me había dejado preparada mamá y la calenté en el microondas, y mientras tanto, saqué el móvil y llamé a Sofi y lo puse en manos libres para poder hablar y comer al mismo tiempo. A los pocos segundos contestó:

  -¡Hola Laura! Ya estoy en mi antigua casa colocando todo. Ya casi está. Siento no haber podido ido ir hoy a clase pero ya sabes... el traslado, colocar todas las cosas, llegamos muy pronto, mi padre tuvo que ir a trabajar y solo estábamos mi madre y yo...

  -No te preocupes, no tienes que disculparte, lo entiendo. La mudanza lleva mucho tiempo, sobre todo si solamente sois dos. Te llamaba para ver cuando podíamos quedar. ¿Cuándo te viene bien?

  -No lo sé. Yo quiero quedar hoy por la tarde pero voy a preguntárselo. ¡Mamá! ¿Puedo quedar por la tarde con Laura?

  -Claro que sí hija. Pero a partir de las 5. Quiero que me ayudes a terminar de desempaquetar.

  -¡Vale mamá! Gracias.

Contesté antes de que me pudiera decir nada Sofi:

  -Ya lo he oído todo, así que no hace falta que me lo repitas.

Las dos nos partimos de risa. Entonces dijo Sofi:

  -Pues quedamos a las 5 en el parque de Morano que no suele haber mucha gente y nos queda cerca a las dos.

  Vale. Me parece bien- Yo vivo enfrente de San Marcos y solía ir allí a jugar de pequeña, y Sofi vive en un edificio al lado del Auditorio, con lo que nos quedaba cerca a las dos- Voy a llevar un cuaderno y un boli por si encontramos algún dato importante.

  -De acuerdo. Y yo llevaré mi cámara para fotografiar pistas o datos muy importantes. Pero no le podemos decir a nadie a que vamos a ir porque es mejor no precipitarnos hasta estar seguras de lo que está pasando.

  -Está bien. No diré nada. Hasta luego Sofi.

Colgó ella primero y me quedé unos segundos mirando la pantalla del móvil. No me creía que esto me estuviera pasando a mí, ni que este tipo de cosas pudiesen llegar a pasar. ¿Por qué a mí? Si sólo soy una chica normal que no tiene amigos y a la que nunca le pasaban cosas interesantes. ¿Sería que la vida me quería demostrar que valía tanto como las demás personas y que era capaz de resolver un problema mundial con mi mejor amiga? 

La desaparición de los diccionarios del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora