16 de enero de 2017

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Este fin de semana se ha pasado volando. No hablamos mucho sobre la desaparición, ya que preferimos conocernos un poco más entre nosotros. Estuvimos hablando sobre nuestros gustos, nuestras aficiones, y descubrimos, ¡que teníamos cosas en común! Alex y Sofi descubrieron que a los dos les gustaba viajar por todo el mundo. Incluso habían ido a mismas ciudades, pero nunca se habían encontrado. Como por ejemplo Grecia, Holanda, Estados Unidos..., ¡incluso los dos habían ido a México el mismo verano! Yo descubrí que a Eva también le gustaba el patinaje al igual que a mí, y ya habíamos quedado para ir a patinar juntas el miércoles. Los cuatro teníamos en común que nos gustaba ir al cine,entre otras cosas. Así que, fuimos todos juntos el sábado por la tarde a ver la peli de Ocho Apellidos Catalanes, ya que a todos nos gustaban las pelis de comedia. Cuando terminó, estuvimos dando una vuelta por el centro comercial antes de ir a cenar. Empezamos mirando, pero acabamos comprando algunas cosas. Alex se acabó cansando y nos dijo que subía a los recreativos y que nos esperaba allí hasta que acabásemos. Continuamos entrando en tiendas y probándonos cosas hasta que Sofi dijo que ella también subía y así hacía compañía a Alex. Antes de marcharnos también, Eva y yo aprovechamos para entrar en una tienda de patines ya que la tentación de ir hasta allí era muy grande, y no pudimos con ella.

Cuando llegamos a los recreativos, encontramos a Sofi y a Alex jugando al baloncesto al final de la sala, y no sé si fue cosa mía pero me pareció verles muy juntos, y en el fondo sentí envidia porque a mí me gustaba Alex. Pero pudo ser cosa de mi imaginación. Además, si a Sofi le gustase Alex, me lo contaría, ya que siempre nos lo contábamos todo. Pero por esa misma regla de tres, yo también se lo debía contar, así que ya buscaría el momento adecuado para contárselo. Eva y yo nos unimos a ellos e hicimos una apuesta: jugaríamos Sofi y yo contra ellos dos, y la pareja que perdiese, pagaría la cena. Al final, aunque estuvo reñido, ganamos nosotras, y Eva y Alex tuvieron que invitarnos a cenar. Nos lo pasamos muy bien.

El domingo por la mañana, Eva y yo teníamos una competición, pero no sabíamos que íbamos a competir entre nosotras, pero sabíamos que daba igual quien ganara, ya que lo más importante era pasárselo bien. Y Alex y Sofi nos fueron a ver. Yo quedé primera y Eva segunda, pero nos lo pasamos bien compitiendo entre nosotras. Fuimos a comer al Mc'Donalds y por la tarde nos fuimos a casa a hacer los deberes que no habíamos hecho para mañana. Creo que fue el mejor fin de semana de mi vida. Nunca me lo había pasado tan bien.

Empezamos la semana con dibujo. A mí me encantaba esa asignatura ya que desde pequeña me gustaba dibujar y encima, iba a clases particulares dos horas todos los miércoles. Pero de toda la clase, era la única a la que le gustaba ya que todos los demás no prestaban atención o estaban dormidos.

Las tres primeras horas fueron eternas, pero llegó el recreo, y Eva, Alex, Sofi y yo, como nos habíamos hecho muy buenos amigos, los recreos los pasábamos juntos. Así que nos fuimos a sentar a un banco mientras esperábamos a Eva que había ido al baño.

Estábamos conversando sobre los lugares que habíamos visitado y a cuáles nos gustaría ir, cuando de repente se nos acercaron las amigas de Eva, que son las chicas más populares del colegio. La líder del grupo, Marina, hija de un escritor muy conocido de nuestra ciudad, nos dijo en un tono de pocos amigos:

  -¿Se puede saber por qué nos habéis robado a nuestra amiga? Ella debe estar con gente más guay y mas cool que vosotras.

No sabía que decir. ¡Me había quedado sin palabras! La verdad es que defenderme no era mi punto fuerte y creo que se notaba. Sofi, hecha una furia dijo:

  -¡¿Perdona?! ¿Cómo has dicho? Nosotras no os hemos robado nada. Y que yo sepa, Eva es capaz de decidir por si sola con quién quiera estar.

  -Jaja. Que graciosa Sofía. Cuanto te echaba de menos.

  -¿Así? Que detalle por tu parte. Pues la verdad es que yo a ti no.

La cara de Marina pasó del sarcasmo al enfado. Yo por dentro me estaba partiendo de risa y alegrándome por el comentario de Sofi. La dejó en su sitio.

Marina volvió a atacar, pero esta vez se dirigió a Alex:

  -Y tú, Alex, no deberías estar con estas dos, y menos con esta pringada sin amigos y que se pasa el día metida entre libros.

Los tres nos quedamos perplejos por sus palabras. Iba a contestarla, pero me había quedado muda. Sus palabras me habían afectado de verdad, pero no iba a darla el lujo de que viese que me había afectado. Alex me defendió:

  -No tienes derecho a hablarla de esa manera. Laura es una persona magnífica y con la que te apetece pasar el rato, todo lo contrario que contigo. Y si se pasa el día estudiando, es porque al contrario que a ti, a ella le preocupan los estudios. Deberías copiar algo de ella, pero no me refiero solo a los exámenes.

Me pareció muy bonito lo que dijo, y se lo agradecí con una sonrisa. Sus palabras me inspiraron para dejarle las cosas claras a Marina. Ya era hora de que me defendiese sola y no que tuviese que recurrir a la ayuda de los demás. Así que dije:

  -Gracias Alex. Pero no necesito que nadie me defienda. Esto lo tengo que resolver por mi misma. Sí, es verdad que no tengo muchos amigos, pero prefiero no tenerlos si todos son como tú. Con los que tengo, tengo suficientes, porque son amables, sinceros y me quieren por como soy y nunca me fallarían. Y si ellos dos quieren estar con nosotras, no es vuestro problema.

  -Mírala que mona Laura, defendiéndose sola. Jaja. Escucha niñata, nadie me habla así, y muchísimo menos tú. Así que mira a ver que dices y en que tono, porque lo puedes pagar caro.

  -¿Qué es lo que acabas de decir, Marina? -preguntó Eva, que acababa de llegar del baño.- ¿Quién eres tú para hablarle a alguien así y mucho menos a Laura?

  -¡Eva! Menos mal que apareciste. Venga, vámonos y dejemos a estos pringados solos.

  -No, ni hablar. Yo contigo no voy a ninguna parte. Ahora ellos son mis nuevos amigos. Son los que me han ayudado a abrir los ojos y ver que hay gente mucho mejor que vosotras y que la popularidad no es lo más importante. Así que no te vuelvas a meter con ellos, ¿te queda claro?

  -No me creo que me estés diciendo esto Eva. A mí, tu mejor amiga.

  -No, estás muy equivocada. Tú y yo ya no somos amigas.

  -¿Me lo estás diciendo en serio? Si vas en serio, nunca más podrás regresar con nosotras y pasarás a estar en mi lista negra con el resto de tus nuevos amiguitos. ¿Estás segura?

  -Nunca he estado tan segura de algo. Y que sepas que no te tenemos miedo. Adiós Marina.

Y así, sin decir nada, Marina y su séquito se alejaron por donde vinieron. Eva me pidió disculpas por el comportamiento de Marina y la dije que no tenía porque disculparse. No necesitaba ninguna prueba para saber que por fin,había encontrado a mis verdaderos amigos.


La desaparición de los diccionarios del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora