13 de enero de 2017

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A las 8:00 me sonó el despertador para ir a clase. Me pareció que mis padres no estaban porque no oía nada. Así que me levanté y me puse el uniforme. No me gustaba nada tener que ponerme el uniforme ya que prefería mi ropa, pero durante cinco días a la semana tenía que aguantarme y llevarlo puesto. Bajé a prepararme algo de desayuno cuando vi dos notas en la nevera. Una era de mi padre que decía:

  -"Hija, me he ido a Barcelona para un congreso y como sabes, debo asistir. Te llamaré en cuanto pueda. Un beso."

Mi padre siempre estaba de viaje porque era político y debía asistir a reuniones prácticamente todos los días. La otra nota era de mi madre:

  -"Laura, hoy he ido un poco antes a trabajar porque tengo muchas cosas que hacer. Te he dejado tu desayuno preferido en la encimera. Llegaré a las 21:00. Te quiero.

P.D.: La leche sigue en la nevera. Que tengas un buen día."

Genial. Otro día más en el que mis padres trabajaban todo el día. Cuando era pequeña, pensaba que eran esclavos y que por eso trabajaban tanto tiempo. Así que, mientras ellos trabajaban, yo me encargaba de espantar a todas las niñeras que entraran en mi casa. Hasta que mis padres comprendieron porque hacía eso, y me explicaron el por qué estaban tanto tiempo fuera de casa. Yo al final lo comprendí pero me costó aceptarlo. Esto fue así hasta no hace mucho tiempo, cuando mis padres decidieron que era lo suficientemente mayor como para cuidarme sola.

Saqué la leche y cogí el resto del desayuno y me fui al salón a tomármelo tranquilamente hasta  que viniera Sofi a buscarme para ir a clase. A las 8:30, Sofi estaba en la puerta de mi casa, y como era pronto, la hice pasar hasta que fuera la hora de ir. Estuvimos hablando de los deberes que teníamos para hoy y por el camino la estuve poniendo al día sobre las novedades del curso.

Cuando llegamos a clase, todo el mundo la recibió muy bien, y como siempre, seguía siendo la mejor alumna y los profesores estaban encantados con ella. No la costó mucho ponerse al día, ya que en su antiguo colegio, estaban dando más o menos las mismas cosas que nosotros.

Las tres primeras horas se pasaron rápido, y en el recreo nos sentamos en un banco que estaba en la zona "deshabitada" del patio para poder hablar del caso. Sofi dijo:

  -No sé tú, Laura, pero yo ya no sé por donde seguir buscando sobre la desaparición de los diccionarios...

  -¿Qué desaparición?

Nos dimos la vuelta y ahí estaba Alex Chamorro, que iba acompañado de su prima Eva Tasson. Dos de los chicos más guays de nuestro curso. Ninguna de las dos sabía que decir. ¿Les teníamos que contar la verdad ahora que nos habían descubierto o teníamos que inventarnos una excusa? Antes de poder decir nada, Alex dijo:

  -¿Es verdad que están desapareciendo los diccionarios? Nosotros también pensamos eso porque mientras veíamos en las noticias cómo le afectaba a la gente, a nosotros nunca nos ocurría nada. Creíamos que era solo cuestión de tiempo o una simple casualidad, pero por lo visto no somos los únicos a los que nos pasa. ¿Es así?

No sabía que decir. Por una parte, me quedé atónita al ver que unos chicos tan populares nos estuvieran hablando, sobre todo a mí, ya que, en fin, ellos son tan guays y yo soy tannn... yo. Y por otra parte, seguía sin saber si deberíamos confiar en ellos. Mientras pensábamos que decir, me di cuenta de que Alex era muy guapo y tenía pinta de que iba al gimnasio. Me gustaba mucho pero seguro que a él le gustarían chicas más guapas que yo. Pero nunca se le veía con muchas chicas, salvo con Eva ya que era su prima. Sofi, no estando muy segura de lo que iba a decir, dijo:

  -Sí, es verdad. Están desapareciendo y a Laura a mí no nos afecta a diferencia del resto de personas. Y estamos intentado averiguar porque y cómo desaparecen. ¿Y vosotros cuando  fue la primera vez que os disteis cuenta?

Fue Eva la que contestó:

  -Estábamos haciendo los deberes de italiano para nuestras clases particulares, y mientras usábamos el traductor, de repente, desapareció la página. Nos asustamos y nos pusimos a investigar que había ocurrido, cuando vimos la noticia en la tele y nos dimos cuenta de que era verdad que estaban desapareciendo.

Creía que solamente no nos afectaba a Sofi y a mí. Pero si tampoco les afecta a ellos, ¿a quién más tampoco le afecta? No tenía ni idea. Lo que sí sabía era que no estaba mal tenerlos con nosotras para que nos ayudasen. Nunca habría pensado que me hablarían, y que muchísimo menos me llevaría bien con ellos, pero a veces la vida nos tiene guardadas sorpresas. Y si el destino quiso que junto a ellos tres, descubriéramos lo que estaba pasando, así lo haría.

La desaparición de los diccionarios del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora