17 de enero de 2017

1 1 0
                                    

Cuando me desperté, me pareció oír que mi madre marchaba, lo que significaba que otra mañana más tendría que desayunar sola.

Ya no estaba tan disgustada por lo del concierto como ayer, pero todavía seguía enfadada con mi madre por no dejarme ir. Mientras me preparaba para bajar a desayunar, estuve pensando como se lo iba a decir a Sofi para que no se sintiese mal, pero cuanto más pensaba en ello, más triste me sentía, así que decidí que se lo diría según me saliese en ese momento.

Cuando llegué a la cocina, cogí un bol y mis cereales favoritos, y cuando fui a abrir la nevera para sacar la leche, vi que en la puerta había un sobre que ponía mi nombre. Lo abrí y vi que era de mi madre, y lo que encontré dentro del sobre eran nada más y nada menos que cien euros, y una nota que decía que se lo había pensado mejor y que me dejaba ir al concierto, y que como no sabía lo que valía la entrada, me daba todo ese dinero, y lo que me sobrara, me lo podía quedar como paga adelantada. No me lo podía creer. ¡Al final sí iba a ir al concierto! Estaba tan contenta que me puse a dar saltos de alegría por toda la cocina. Cuando miré el reloj, vi que si no me daba prisa, no iba a llegar a tiempo, así que me termine el desayuno y cogí mis cosas y salí corriendo a clase.

Cuando llegué, no me dio tiempo de hablar con Sofi, pero es que no me podía esperar ni un minuto más, así que la escribí una nota que decía:

  -"Oye Sofi. Buenas noticias. ¡Mi madre me deja ir al concierto! Cuando se lo dije ayer, me dijo que no me dejaba por el rollo de que al día siguiente había clase y tal, pero por la mañana, cuando me levanté, me encontré un sobre con el dinero de la entrada y una nota de mi madre que decía que se lo había pensado mejor y que sí me dejaba ir. Estoy súper feliz. Creo que es el mejor día de mi vida. Luego lo hablamos."

En cuanto terminó de leerla, me respondió con una gran sonrisa y un pulgar arriba. Cuando llegó el recreo, las dije a Eva y a Sofi que fueran bajando que primero tenía que colgar en el tablón de clase una hojas que me dio el tutor. Me tuve que subir a una de las mesas que estaban debajo porque sino, no llegaba. Cuando terminé de colgarlo, di un paso para atrás y sin apenas tener tiempo de reaccionar, mi pie se resbaló y caí de la mesa. Justo en el momento en que caí de la mesa, alguien me cogió. Con la impresión de que me iba a caer, había cerrado los ojos, y cuando los abrí, me encontré con unos preciosos ojos verdes que me miraban con preocupación, y fue cuando me di cuenta de a quién pertenecían esos ojos. Pertenecían a Alex. Alex me había salvado de pegarme una buena. Me había puesto muy nerviosa porque nunca antes había estado tan cerca de él, y estábamos muy, pero que muy cerca. Nos quedamos unos segundos mirándonos sin que ninguno de los dos dijese nada. Cuando creía que se me iba a salir el corazón por la boca, le di las gracias:

  -Alex, gracias por haber evitado que me cayese. No era una caída muy grande, pero me pude haber hecho daño. En fin, gracias.

  -De nada Laura. Menos mal que llegué justo a tiempo ya que necesitaba coger el abrigo que con las prisas me lo había olvidado. -Mientras me dejaba de vuelta en el suelo, me preguntó- ¿Pero que estabas haciendo ahí subida?

  -Ah, eso. Pues el profesor me mandó colgar unas hojas en el tablón, y como no llegaba pues me subí a la mesa, y cuando iba a bajar, me di para atrás y se me resbaló el pie y pues me caí.

  -Menos mal que estás bien. Porque me asusté cuando vi que te tropezabas y caías. ¿Vienes al patio?

  -Sí, pero vete bajando tú, que tengo que recoger unas cosas y luego ya me reúno con vosotros.

  -Está bien. Pero esta vez no te subas a ninguna mesa, porque no estaré ahí para salvarte.

  -Jaja, descuida. He aprendido la lección: nada de subirse a las mesas.

En cuanto se marchó, me di cuenta de que estaba muy nerviosa y con el pulso acelerado. ¿De verdad me gustaba Alex? Sí, creo que sí. Pues en ese caso tenía que contárselo urgentemente a Sofi y que me diese su opinión, y también su ayuda, porque no tenía ni idea de que hacer en esta situación. El problema aquí, era que dudaba que yo le gustase a él. Pero tampoco lo sabía. Ojalá que sí. Bajé corriendo a buscar a Sofi para contárselo todo, y les encontré a los tres sentados en el banco de siempre, así que fui corriendo hasta allí, y le dije a Sofi en bajo para que no se enterasen:

  -Oye Sofi, ¿puedes venir un momento? Necesito contarte una cosa.

  -Espera un momento Laura. Primero queremos hablar sobre Marina, y luego ya me lo cuentas, ¿vale?

 -Está bien. ¿Sabéis algo más sobre Marina?

  -No, sinceramente. Desde ayer nos hemos estado fijando en ella y no ha hecho nada raro o que nos sirva de algo -dijo Alex-.

  -Pero sigue hablando como nosotros, lo que quiere decir que definitivamente todo este rollo, a ella no la afecta -comentó Eva-.

  -Pues hay que estar muy atentos a todo lo que hace, dice y a dónde va, pero sin que se entere -dije- Si oculta algo, no tardará en hacer algo que la delate.

Todos estaban de acuerdo conmigo. Alex le dijo a Eva:

  -Eva, tenemos que ir a clase para terminar el trabajo de Literatura. Luego nos vemos chicas.

Nos despedimos de ellos, y en cuanto se alejaron, aproveché para contárselo todo a Sofi.

Durante el tiempo que estuve hablando, Sofi no me interrumpió y estuvo muy atenta a todo lo que la contaba. Cuando terminé me dijo:

  -Me alegro mucho de que te guste Alex. Es un chico increíble y hacéis muy buena pareja. Tú sabes que estoy aquí para lo que necesites y si necesitas un consejo o lo que sea, ya sabes a quien a acudir.

  -Muchas gracias Sofi, de verdad. Necesitaba contárselo a alguien y sabía que tú eras la persona indicada. Cambiando de tema. Debemos ir planeando ya lo del concierto ahora que tenemos permiso.

  -Sí, es verdad. Queda una semana. Vamos a ver, repasemos: es el día 25 que cae en miércoles y es a las 20:00. Nos va a llevar mi madre sobre las 18:00-18:30, ya veremos, y en cuanto termine nos volvemos para León. Lo único que queda es coger las entradas que las cojo yo hoy y mañana ya te digo lo que costó y ya me la pagarás. ¿Está todo?

  -Sí, perfecto. Tengo muchas ganas de ir y además nos lo vamos a pasar genial. Y hay que contárselo a Eva y Alex. Solo espero que no les parezca mal.

  -No creo, porque a ellos no les gustan este tipo de series. Bueno a lo mejor a Eva sí, pero no creo que les siente mal. Pero en cuanto lo tengamos ya todo listo, se lo decimos.

  -Vale. Vamos ya a clase que sino vamos a llegar tarde.

Durante el resto de clases, no pude evitar mirar de vez en cuando de reojo a Alex y no paraba de pensar en él. Cuando estuve en casa, no fue muy distinto. De hecho, tuve que dejar de estudiar porque no me podía concentrar. Intenté dejar de pensar en él, pero era imposible. Y hoy también me dormí pronto, pero también fue para ver si así dejaba de pensar en Alex, pero lo único que conseguí, fue que también saliese en mis sueños. No tenía remedio.

La desaparición de los diccionarios del planetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora