El arte de pintar. (IchikoChoroko)

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La tarde transcurría lenta y serena como siempre, justamente como cierta chica pelinegra, que caminaba con lentitud y elegancia en aquél parque, su favorito

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La tarde transcurría lenta y serena como siempre, justamente como cierta chica pelinegra, que caminaba con lentitud y elegancia en aquél parque, su favorito.

Éste día no usaba su usual vestido negro con detalles morados, sino que llevaba una blusa de manga larga color negra con un gato lila en el centro, que era unas dos tallas más grande que la suya; una falda que aparentaba ser de mezclilla oscura que llegaba abajo de sus rodillas; y por último unos zapatos negros, lo suyo no eran siempre los tacones. También cargaba con ella una bolsa a la medida perfecta para llevar con ella algo que amaba; su cuaderno de dibujo.

Sí, esa chica que manejaba un bar por la noche y parecía muy soberbia, amaba dibujar, y le encantaba ir a ese parque a hacerlo, siempre al aire libre frente al pequeño lago que tenía ese lugar, le encantaba lo suficiente para tomar un lápiz y plasmar en el lienzo el paisaje perfecto que tanto presenciaba, y aún después de tan maravilloso y placentero trabajo, siempre sentía que hacía falta algo para poder alcanzar a su inspiración de todo su arte.

Choroko, ella era una chica algo diferente. Era un año mayor para ella y estudiaba bellas artes, era un fajo de talento con lentes. La había conocido en ese mismo parque, en el mismo lugar donde ella acostumbraba dibujar, y justamente la conoció mientras pintaba el paisaje que tenía en frente, fue ahí cuando ese lugar y el dibujo se hicieron unas de sus cosas favoritas, el arte de aquella chica la había encantado.

Le encantó la manera en la que miraba el paisaje y luego al lienzo, como sostenía su paleta y el pincel, la forma en como movía en pincel sobre el lienzo para darle color y forma a algo, como manejaba tan bien los colores y el sombreado... Era una pintura esplendida, pero lo que más le había encantado de todo eso, fue aquella mirada y sonrisa; llenas de amor, dedicación e inspiración hacia lo que hacía... La había cegado por completo, y se propuso hacer, algún día, una pintura con tanta pasión como ella lo hacía...

Pero...

Aún después de dos años de haber sido compañera y amiga de esa chica, aún después de que amaba hacer lo que hacía, aún después de seguir sus pasos... Había algo que no la dejaba conforma con el resultado, incluso Choroko decía que su trabajo era precioso, pero... simplemente le faltaba algo, algo para conseguir el resultado de aquella vez que vio a Choroko pintar por primera vez.

Y ahora se encontraba ahí, frente al mismo paisaje, frente al mismo lago, y frente al mismo cuaderno con dibujos vacíos...

Simplemente no lo lograba.

-Me rindo- dijo entre un suspiro la chica. -Nunca podré alcanzar tanta belleza- dijo cerrando sus ojos y su cuaderno a la par, sintiendo como la suave brisa hacía que su cabello se removiera en el viento.

-¡Oh, Ichiko!- fue ahí cuando escuchó aquella voz que se le hacía tan familiar, y aquella que le hizo abrir los ojos para encontrarse con esos grandes ojos verdes como la esmeralda pertenecientes a la chica más talentosa que había conocido; Choroko.

¡IchiChoro! DRABBLES & ONE-SHOT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora