"-¿Sabes? A veces, durante la noche, me encierro en el baño y me pongo a llorar, pensando... -dijo Ichimatsu con la mirada baja, sin dejar de acariciar la mejilla del mayor.
-¿Qué clase de pensamientos? -preguntó Choromatsu angustiado por la confesi...
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Choromatsu POV.
La habitación en donde me encontraba estaba obscura, fría y húmeda.
Intenté moverme, pero no pude, mis brazos y manos estaban atados a un pilar de metal detrás mío, o bueno, supuse que era de metal porque estaba muy frío y duro.
Pronto me di cuenta que las piernas también las tenía atadas, y la boca amordazada. Mi situación era horrible.
La psicoquinesis era un poder muy bueno, podría decirse que el mejor. Pero tenía sus desventajas.
Una de ellas era que si no podía ver las cosas, no podía controlarlas. Justo como ahora.
Pronto me di cuenta de algo, no estaba del todo obscuro, sino que una tenue y parpadeante luz azul resplandecía en mi pecho. Bajé el mentón para poder qué era, pero no pude hacerlo por completo, pues en mi cuello estaba un grueso y frío metal.
Era un collar suspensor de poderes.
Pronto entré en pánico, pues sólo conocía a dos personas capaces de fabricar algo así.
Y tratándose de que uno de ellos trabaja para la policía, es muy obvio de quién es la mano de obra.
Mi miedo crecía con rapidez. De todas las personas, ¿Por qué precisamente ÉL era mi secuestrador?
No pasaron segundos para que un pitido agudo de pocos segundos se escuchara en todo el lugar, seguido de un traqueteo metálico se escuchara en alguna de las paredes, sin mis poderes me era difícil decir de dónde venía el sonido exactamente, puesto que el lugar estaba tan vacío y al parecer era tan grande que generaba un eco ensordecedor horrible.
Se escuchó como un mecanismo movía algo muy grande y pesado, por el rechinido que generaba probablemente era una puerta de metal.
Entre todo ese ruido pude distinguir unos pasos, pocos, pero pesados y resonantes, tal vez simplemente atravesó la puerta y se detuvo.
El mecanismo sonó de nuevo, para después de unos segundos escucharse como la posible puerta provocó un sonido sordo al chocar contra la pared, de nuevo el traqueteo, el pitido, y después... Silencio.
Los nervios me atacaban, sudor frío recorría mi frente, mi corazón latía fuertemente.
Estaba confundido, confundido y asustado.
No sabía si realmente había alguien ahí dentro, solo podía escuchar mi respiración, el latido de mi corazón, y el silencio.
Pasaron segundos, que para mí se me hicieron eternos, y luego se escuchó un fuerte resoplido, acto seguido se escuchó el sonido de un botón accionándose, que encendió una luz sobre mí, era blanca, tenue y débil, solo me permitía mirar mi cuerpo y un poco al rededor.
-Te ves miserable -dijo con seriedad, pero aún con esa fachada seria, pude notar su burla en eso.
Su voz, la reconocí al instante, era grave, rasposa, seria y, aunque no se pudiera describir de esa forma el sonido, para mí era densa y pesada.
