Capítulo 12. Todo por un lápiz

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Las siguientes semanas pasaron rápido. Era fin del cuatrimestre y los exámenes abundaban, se notaba el estrés en el ambiente. Los alumnos con miedo de desaprobar y llevarse materias transmitían su mal humor a todos lados, mientras que los profesores presionados tanto por los directivos y los padres intentaban buscar la forma de hacer aprobar a la mayoría sin ser tan injustos con los que realmente vinieron estudiando.

No era para agrandarme, pero los exámenes no era algo que me preocupara. Sabía que, si bien tenía que repasar algunas cosas la mayoría ya las sabía, ventajas de ser una chica aplicada y estudiosa. El que deja todo para último momento es el que termina sufriendo hasta último momento.

Sin embargo, mi mente (como siempre) estaba al acecho de nuevos dramas, siempre buscando la forma de entretenerse con algo. Estos días el tema principal era mi amiga Blue.

La morocha estaba continuamente recibiendo llamadas que lo único que hacían era ponerla de mal humor. Y no es que me considere alguien chusma (aunque, puede que lo sea), pero estaba preocupada por ella. Así que empecé a preguntarle quienes eran los que la llamaban todo el día, familiares contestaba. "Es mi abuela", "llamó mi madre', "mi prima me tenía que decir algo", "mi tío tenía ganas de hablar", entre otros. Sinceramente me parecía algo extraño, pero bueno. ¿Qué sabía yo? Por ahí era muy cercana a su familia.

Sonreí mientras me miraba al espejo. Era jueves y estaba contenta. Había podido dormir hasta tarde ya que las clases empezaban después del almuerzo. Y siendo sincera, nunca me venía mal dormir un poco más. Me vestí rápidamente sin perder el buen humor. Guardé con cuidado mis apuntes del día anterior en el armario y agarré mis cosas para salir.

La clase de geografía de ayer había sido una belleza. Estuvimos marcando los distintos ríos y cuencas fluviales a nivel mundial, había sido genial. Además, los más ruidosos de mi clase habían faltado porque hubo una práctica extra del equipo escolar así que la clase estuvo completamente silenciosa. Era como un sueño hecho realidad.

Damon cruzó mi mente un segundo. Sentía que no lo había visto hace años, lo cual supongo que era bueno. Me reí en silencio al recordar nuestra última conversación "Tu amiga es un monstruo", "ella no es humana". Debía admitir que bien en el fondo estaba algo preocupada por él. ¿Estaría consumiendo? Las drogas no son saludables ¿debería hablarlo con algún directivo para que lo ayude?

Subí las escaleras de la torre izquierda hasta llegar al pasillo que me llevaba hasta el laboratorio. Tenía que terminar el trabajo grupal que nos habían dado en química. Recé para que mi compañero se acordara de venir y que no me dejara plantada. Estaba harta de terminar haciendo todo yo cada vez que me asignaban un trabajo en equipo.

Abrí la puerta y me sorprendí al verlo durmiendo contra una de las paredes del fondo bajo la ventana. El joven rubio lucía destruido, lo que era raro de él. Su pelo estaba hecho un descontrol, su ropa olía a cigarro y en su mano había un vaso vacío que parecía haber tenido cerveza en algún momento por el fuerte olor que salía de él.

Me acerqué con asco, pensar que yo estaba recién bañada.

- ¿Tony? - lo llamé, pateándole suavemente la pierna.

El chico ni reaccionó, así que mis patadas cada vez tenían más fuerza y mi voz cada vez era más chillona. Insistí varias veces hasta que demostró que no estaba muerto.

- Mmm - su voz grave sonaba como un gruñido de un animal.

- ¡Despiértate! tenemos que terminar el trabajo – hablé sin sacar mis ojos de él.

Mi compañero no parecía tener ganas de abrir sus ojos y yo no tenía ganas de quedarme parada mirándolo dormir. Decidida agarré el vaso que sostenía y lo llené de agua fría. No sabía si esto era la mejor idea, pero mi paciencia se estaba agotando.

Una Historia de Sirenas (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora